DESPERTAR AL AMOR

domingo, 31 de julio de 2011

31 JULIO: REPASO (192)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 212
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (192) Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.
2Busco la función que me ha de liberar de todas las vanas ilu­siones del mundo. 3Solamente la función que Dios me dio puede ofrecerme libertad. 4Eso es lo único que busco y lo único que aceptaré como propio.
5No soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues aún soy tal como Dios me creó.

sábado, 30 de julio de 2011

30 JULIO: REPASO (191)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 211
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (191) Soy el santo Hijo de Dios Mismo.
2En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.
3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.

viernes, 29 de julio de 2011

29 JULIO: REPASO (190)

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS




LECCIÓN 210


No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (190) Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
2El dolor es mi propia invención. 3No es un pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. 4Su Voluntad para Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha. 5Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé.
6No soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO
IV. La pequeña dosis de buena voluntad
1. El instante santo es el resultado de tu decisión de ser santo. 2Es la respuesta. 3Desearlo y estar dispuesto a que llegue precede su llegada. 4Preparas tu mente para él en la medida en que recono­ces que lo deseas por encima de todas las cosas. 5No es necesario que hagas nada más; de hecho, es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más. 6No te empeñes en darle al Espíritu Santo lo que Él no te pide, o, de lo contrario, creerás que el ego forma parte de Él y confundirás a uno con otro. 7El Espíritu Santo pide muy poco. 8Él es Quien aporta la grandeza y el poder. 9Él se une a ti para hacer que el instante santo sobrepase con mucho tu entendimiento. 10Darte cuenta de lo poco que tienes que hacer es lo que le permite a Él dar tanto.
2. No confíes en tus buenas intenciones, 2pues tener buenas intenciones no es suficiente. 3Pero confía implícitamente en tu buena voluntad, independientemente de lo que pueda presen­tarse. 4Concéntrate sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. 5Esa es la razón por la que viniste. 6Si hubieses podido venir sin ellas no tendrías necesidad del instante santo. 7No vengas a él con arrogancia, dando por sentado que tienes que alcanzar de antemano el estado que sólo su llegada produce. 8El milagro del instante santo reside en que estés dispuesto a dejarlo ser lo que es. 9Y en esa muestra de buena voluntad reside también tu aceptación de ti mismo tal como Dios dispuso que fueses.
3. La humildad jamás te pedirá que te conformes con la peque­ñez. 2Pero sí requiere que no te conformes con nada que no sea la grandeza que no procede de ti. 3La dificultad que tienes con el instante santo procede de tu arraigada convicción de que no eres digno de él. 4¿Y qué es eso, sino la decisión de ser lo que tú quisie­ras hacer de ti mismo? 5Dios no creó Su morada indigna de Él. 6Y si crees que Él no puede entrar allí donde desea estar, debes estar oponiéndote a Su Voluntad. 7No es necesario que la fuerza de tu buena voluntad proceda de ti, sino únicamente de Su Voluntad.
4. El instante santo no procede únicamente de tu pequeña dosis de buena voluntad. 2Es siempre el resultado de combinar tu buena voluntad con el poder ilimitado de la Voluntad de Dios. 3Te equivocabas cuando pensabas que era necesario que te preparases para Él. 4Es imposible hacer arrogantes preparativos para la santi­dad sin creer que es a ti a quien le corresponde establecer las condiciones de la paz. 5Dios las ha establecido ya. 6Dichas condi­ciones no dependen de tu buena voluntad para ser lo que son. 7Tu buena voluntad es necesaria sólo para poder enseñarte lo que son. 8Si sostienes que no eres digno de aprender esto, estarás interfi­riendo en la lección al creer que tienes que hacer que el alumno sea diferente. 9Tú no lo creaste ni tampoco puedes cambiarlo. 10¿Cómo ibas a obrar primero un milagro por tu cuenta, y luego esperar a que se haga uno por ti?
5. Limítate simplemente a hacer la pregunta. 2La respuesta se te dará. 3No trates de contestarla; trata simplemente de recibir la respuesta tal como se te dé. 4Al prepararte para el instante santo, no intentes hacerte santo de antemano a fin de estar listo para él. 5Eso sería confundir tu papel con el de Dios. 6La Expiación no puede llegarles a los que piensan que primero tienen que expiar, sino sólo a aquellos que simplemente le ofrecen su buena volun­tad para de este modo hacer posible su llegada. 7La purificación es algo que es únicamente propio de Dios, y, por lo tanto, es para ti. 8En vez de tratar de prepararte para Él, trata de pensar de esta manera:
9Yo que soy anfitrión de Dios, soy digno de Él.
10Aquel que estableció Su morada en mí la creó como Él quiso que fuese.
11No es necesario que yo la prepare para Él, sino tan sólo que no interfiera en Su plan para reinstaurar en mí la conciencia de que estoy listo, estado éste que es eterno. 12No tengo que añadir nada a Su plan.
13Mas para aceptarlo, tengo que estar dispuesto a no subs­tituirlo por el mío.
6. Y eso es todo. 2Añade algo más, y estarás simplemente desvir­tuando lo poco que se te pide. 3Recuerda que fuiste tú quien inventó la culpabilidad, y que tu plan para escapar de ella con­siste en llevar la Expiación ante la culpabilidad, y en hacer que la salvación parezca temible. 4Y si intentas prepararte a ti mismo para el amor, lo único que harás será incrementar tu miedo. 5La preparación para el instante santo le corresponde a Aquel que lo da. 6Entrégate a Aquel Cuya función es la liberación. 7No usurpes Su función. 8Dale sólo lo que Él te pide, para que puedas apren­der cuán ínfimo es tu papel, y cuán grande el Suyo.
7. Esto es lo que hace que el instante santo sea algo tan fácil y natural.. 2haces que sea difícil porque insistes en que debe haber algo más que tú tienes que hacer. 3Te resulta difícil aceptar la idea de que sólo necesitas dar un poco para recibir mucho. 4Y te resulta muy difícil entender que no es un insulto personal el que haya tal desproporción entre tu aportación y la del Espíritu Santo. 5Todavía estás convencido de que tu entendimiento consti­tuye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es. 6Mas hemos subrayado que no tienes que compren­der nada. 7La salvación es fácil de alcanzar precisamente porque no te pide nada que no puedas dar ahora mismo.
8. No te olvides de que fue tu propia decisión hacer que todo lo que es natural y fácil, para ti fuese imposible. 2Si crees que el instante santo es algo difícil, es porque te has erigido en árbitro de lo que es posible, y aún no estás dispuesto a cederle el lugar a Uno que sabe. 3La creencia según la cual hay grados de dificultad en los milagros se basa en eso. 4Todo lo que Dios dispone no sólo es posible, sino que ya ha tenido lugar. 5Por eso es por lo que el pasado ha desaparecido. 6En realidad nunca tuvo lugar. 7Lo único que es necesario es deshacerlo en tu mente, que sí creyó que tuvo lugar.

jueves, 28 de julio de 2011

28 JULIO: REPASO (189)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 209
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (189) Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.
2El Amor de Dios es lo que me creó. 3El Amor de Dios es todo lo que soy. 4El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo. 5El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación.
6No soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO
III. Luz en el sueño
1. Tú que te has pasado la vida llevando la verdad a la ilusión y la realidad a la fantasía, has estado recorriendo el camino de los sueños. 2Pues has pasado de la condición de estar despierto a la de estar dormido, y de ahí te has sumergido en un sueño todavía más profundo. 3Cada sueño te ha llevado a otros sueños, y cada fantasía que parecía arrojar luz sobre la oscuridad no ha hecho sino hacerla aún más tenebrosa. 4Tu meta era la oscuridad, en la que ningún rayo de luz pudiese penetrar. 5Y buscabas una negrura tan absoluta, que pudiese mantenerte oculto de la ver­dad para siempre en un estado de completa demencia. 6Mas de lo que te olvidabas era de que Dios no puede destruirse a Sí Mismo. 7La luz se encuentra en ti. 8La oscuridad puede envolverla, pero no puede extinguirla.
2. Según se aproxime la luz te lanzarás a la oscuridad huyendo de la verdad, refugiándote algunas veces en cosas menos temi­bles, y otras, en el terror más absoluto. 2Pero avanzarás, pues tu objetivo es pasar del miedo a la verdad. 3La meta que aceptaste es la meta del conocimiento, y esto lo demuestra tu buena voluntad. 4El miedo parece habitar en la oscuridad, y cuando tienes miedo es que has retrocedido. 5Unámonos inmediatamente en un ins­tante de luz y eso será suficiente para recordarte que tu meta es la luz.
3. La verdad se lanzó a tu encuentro desde el momento en que la invocaste. 2Si supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar miedo. 3No lo sabes porque tu viaje hacia la oscuridad ha sido largo y penoso, y te has adentrado muy profundamente en ella. 4Un ligero parpadeo, después de haber tenido los ojos cerrados por tanto tiempo, no ha sido suficiente para hacer que tengas con­fianza en ti mismo, a quien por tanto tiempo has despreciado. 5Te diriges hacia el amor odiándolo todavía, y terriblemente atemori­zado del juicio que pueda tener de ti. 6Y no te das cuenta de que no es del amor de lo que tienes miedo, sino únicamente de lo que tú has hecho de él. 7Estás avanzando hacia el significado del amor y alejándote de todas las ilusiones con las que lo habías revestido. 8Cuando te refugias en lo ilusorio tu miedo se agudiza, pues no hay duda de que lo que crees que ello significa es aterrador. 9Mas ¿qué importancia puede tener eso para nosotros que viajamos lle­nos de confianza y vertiginosamente más allá del miedo?
4. Tú que tomas de la mano a tu hermano tomas también la mía, pues cuando os unisteis no estabais solos. 2¿Crees acaso que yo te iba a dejar en las tinieblas que acordaste abandonar conmigo? 3En tu relación radica la luz de este mundo. 4Y el miedo no puede sino desaparecer de tu vista ahora. 5No caigas en la tentación de arre­batar el regalo de la fe que le ofreciste a tu hermano. 6Lo único que conseguirías con ello sería asustarte a ti mismo. 7El regalo se dio para siempre, pues Dios Mismo lo aceptó. 8No puedes quitárselo ahora. 9Has aceptado a Dios. 10La santidad de tu relación quedó establecida en el Cielo. 11No entiendes lo que aceptaste, pero recuerda que tu entendimiento no es necesario. 12Lo único que se necesitó fue simplemente tu deseo de entender. 13Ese deseo fue el de ser santo. 14La Voluntad de Dios se te concede, 15pues lo único que deseas es lo que siempre tuviste o lo que siempre fuiste.
5. Cada instante que pasemos juntos te enseñará que este objetivo es posible, y fortalecerá tu deseo de alcanzarlo. 2Y en tu deseo reside su logro. 3Tu deseo está ahora completamente de acuerdo con todo el poder de la Voluntad del Espíritu Santo. 4Ningún paso corto y vacilante que des puede hacer que tu deseo se aparte de Su Voluntad o de Su fortaleza. 5Puedes estar tan seguro de que yo te llevo de la mano como de que tú estuviste de acuerdo en llevar de la mano a tu hermano. 6No os separaréis, pues yo estoy con voso­tros y camino con vosotros en vuestro avance hacia la verdad. 7Y dondequiera que vamos, llevamos a Dios con nosotros.
6. Te has unido a mí en tu relación para llevarle el Cielo al Hijo de Dios, que se había ocultado en la oscuridad. 2Has estado dis­puesto a llevar la oscuridad a la luz, y eso ha fortalecido a todos los que quieren permanecer en la oscuridad. 3Los que quieran ver verán. 4Y se unirán a mí para llevar su luz a la oscuridad cuando la oscuridad que hay en ellos haya sido llevada ante la luz y eliminada para siempre. 5La necesidad que tengo de ti que te has unido a mí en la santa luz de tu relación, es la misma que tienes tú. 6¿Cómo no iba yo a darte a ti lo que tú me diste a mí? 7Pues en el momento en que te uniste a tu hermano, me respon­diste.
7. Tú que eres ahora el portador de la salvación, tienes la función de llevar la luz a la oscuridad. 2La oscuridad en ti se llevó ante la luz. 3Lleva esa luz ahora a la oscuridad, desde el instante santo a donde llevaste tu oscuridad. 4Nos completamos cuando desea­mos completar. 5No dejes que el tiempo te preocupe, pues todo miedo que tú y tu hermano podáis experimentar procede real­mente del pasado. 6El tiempo ha sido reajustado para ayudarnos a lograr, juntos, lo que vuestros pasados separados habrían impe­dido. 7Habéis transcendido el miedo, pues dos mentes no pueden unirse en su deseo de amor sin que el amor se una a ellas.
8. Ni una sola luz en el Cielo deja de acompañaros. 2Ni uno solo de los rayos que brillan para siempre en la Mente de Dios deja de iluminaros. 3El Cielo se ha unido a vosotros en vuestro avance hacia Él. 4Si se han unido a vosotros luces tan potentes que infun­den a la pequeña chispa de vuestro deseo el poder de Dios Mismo, ¿cómo podríais vosotros seguir en la oscuridad? 5Tú y tu hermano estáis retornando a casa juntos, después de un largo e insensato viaje que emprendisteis por separado y que no os condujo a ninguna parte. 6Has encontrado a tu hermano, y cada uno de vosotros alumbrará el camino del otro. 7Y partiendo de esa luz, los Grandes Rayos se extenderán hacia atrás hasta la os­curidad y hacia adelante hasta Dios, para desvanecer con su res­plandor el pasado y así dar lugar a Su eterna Presencia, en la que todo resplandece en la luz.

miércoles, 27 de julio de 2011

27 JULIO:REPASO (188)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 208
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (188) La paz de Dios refulge en mí ahora.
2Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. 3Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios. 4Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo.
5No soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO
II. La base del sueño
1. ¿No es acaso cierto que de los sueños surge un mundo que parece ser muy real? 2Mas examina lo que es ese mundo. 3Obvia­mente no es el mundo que viste antes de irte a dormir. 4Es más bien una distorsión de él, urdida exclusivamente en torno a lo que tú hubieses preferido que ocurriese. 5En él eres "libre" para reconstruir lo que parecía atacarte, y convertirlo en un tributo a tu ego, que se indignó por el "ataque". 6Ése no sería tu deseo a menos que no te identificases a ti mismo con el ego, que siempre se ve a sí mismo, y, por lo tanto, a ti, como sometido a un cons­tante ataque y sumamente vulnerable a él.
2. Los sueños son caóticos porque están regidos por tus deseos conflictivos, y así, lo que es verdad les trae sin cuidado. 2Son el mejor ejemplo de cómo se puede utilizar la percepción para sus­tituir a la verdad por ilusiones. 3Al despertar no los tomas en serio, pues el hecho de que la realidad se viola tan radicalmente en ellos resulta evidente. 4Sin embargo, son una manera de ver el mundo y de cambiarlo para que se adapte mejor al ego. 5Son ejemplos impresionantes, tanto de la incapacidad del ego para tolerar la realidad, como del hecho de que tú estás dispuesto a cambiar la realidad para beneficiarlo a él.
3. La diferencia entre lo que ves en sueños y lo que ves al desper­tar no te resulta inquietante. 2Reconoces que lo que ves al desper­tar se desvanece en los sueños. 3Al despertar, no obstante, no esperas que haya desaparecido. 4En los sueños eres tú quien determina todo. 5Las personas se convierten en lo que tú quieres que sean y hacen lo que tú les ordenas. 6No se te impone ningún límite en cuanto a las sustituciones que puedes llevar a cabo. 7Por algún tiempo parece como si se te hubiese dado el mundo para que hicieses de él lo que se te antojase. 8No te das cuenta de que lo estás atacando y tratando de subyugarlo para que se avenga a tus deseos.
4. Los sueños son desahogos emocionales en el nivel de la percep­ción en los que literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas sean así!" 2Y aparentemente lo consigues. 3Mas los sueños son inseparables de su fuente. 4La ira y el miedo los envuelven, y en cualquier instante la ilusión de satisfacción puede ser invadida por la ilusión de terror. 5Pues el sueño de que tienes la capacidad de controlar la realidad y de sustituirla por un mundo que pre­fieres es aterrante. 6Tus intentos de eliminar la realidad son aterra­dores, pero no estás dispuesto a aceptar esto. 7Por lo tanto, lo sustituyes con la fantasía de que la realidad es lo que es aterra­dor, y no lo que tú quieres hacer de ella. 8Y de este modo la culpa­bilidad se vuelve real.
5. Los sueños te muestran que tienes el poder de construir un mundo a tu gusto, y que por el hecho de desearlo lo ves. 2Y mien­tras lo ves no dudas de que sea real. 3Mas he ahí un mundo, que aunque claramente existe sólo en tu mente, parece estar afuera. 4No reaccionas ante él como si tú mismo lo hubieses construido, ni te das cuenta de que las emociones que el sueño suscita no pueden sino proceder de ti. 5Los personajes del sueño y sus accio­nes parecen dar lugar al sueño. 6No te das cuenta de que eres tú el que los hace actuar por ti, ya que, si fueses tú el que actuase, la culpa no recaería sobre ellos, y la ilusión de satisfacción desapare­cería. 7Estos hechos no son ambiguos en los sueños. 8Pareces des­pertar, y el sueño desaparece. 9Pero lo que no reconoces es que lo que dio origen al sueño no desapareció con él. 10Tu deseo de cons­truir otro mundo que no es real sigue vivo en ti. 11Y pareces des­pertar a lo que no es sino otra forma de ese mismo mundo que viste en tus sueños. 12Estás soñando continuamente. 13Lo único que es diferente entre los sueños que tienes cuando duermes y los que tienes cuando estás despierto es la forma que adoptan, y eso es todo. 14Su contenido es el mismo. 15Constituyen tu protesta con­tra la realidad, y tu idea fija y demente de que la puedes cambiar. 16En los sueños que tienes mientras estás despierto, la relación especial ocupa un lugar especial. 17Es el medio con el que tratas de que los sueños que tienes mientras duermes se hagan realidad. 18De esto no puedes despertar. 19La relación especial representa tu resolución de mantenerte aferrado a la irrealidad, y de impedirte a ti mismo despertar. 20Y mientras le otorgues más valor a estar dormido que a estar despierto, no querrás despertar.
6. El Espíritu Santo, siempre práctico en Su sabiduría, acepta tus sueños y los emplea en beneficio de tu despertar. 2Tú te habrías valido de ellos para seguir durmiendo. 3Dije antes que el primer cambio que tiene que producirse antes de que los sueños desapa­rezcan, es que tus sueños de miedo se conviertan en sueños feli­ces. 4Eso es lo que el Espíritu Santo hace en la relación especial. 5No la destruye ni te priva de ella. 6Pero sí la usa de manera diferente, a fin de ayudarte a que Su propósito se vuelva real para ti. 7Seguirás teniendo una relación especial, pero no será una fuente de dolor o de culpabilidad, sino de dicha y liberación. 8No será sólo para ti, pues en eso reside su infortunio. 9De la misma manera en que su falta de santidad la mantiene como algo aparte, su estado de santidad la convierte en una ofrenda para todo el mundo.
7. Tu relación especial se convertirá en el medio de erradicar la culpabilidad en todos los que son bendecidos a través de tu rela­ción santa. 2Será un sueño feliz, y uno que compartirás con todo aquel que se cruce en tu camino. 3La bendición que el Espíritu Santo ha derramado sobre tu relación santa se extenderá a través de ella. 4No creas que Él se ha olvidado de nadie en el propósito que te ha dado. 5Y no pienses que se ha olvidado de ti a quien Él dio el regalo. 6Él se vale de todo aquel que lo invoca como medio para la salvación de todos. 7Y Él los despertará a través de ti que le ofreciste tu relación a Él. 8¡Si tan sólo reconocieses Su gratitud! 9¡O la mía a través de la Suya! 10Pues estamos unidos en un solo propósito, al ser de un mismo sentir con Él.
8. No permitas que el sueño se apodere de ti y te haga cerrar los ojos. 2No es extraño que los sueños puedan dar lugar a un mundo irreal. 3Lo que sí es increíble es que tengas el deseo de hacer eso. 4Tu relación con tu hermano se ha convertido en una relación en la que ese deseo ha sido eliminado, pues su propósito ha sido tro­cado de uno de sueños a uno de verdad. 5Mas no estás seguro de esto porque piensas que quizá eso sea lo que es el sueño. 6Estás tan acostumbrado a elegir entre sueños, que no te das cuenta de que por fin has elegido entre la verdad y todas las ilusiones.
9. El Cielo, no obstante, es algo seguro. 2Esto no es un sueño. 3Su llegada significa que has elegido la verdad, y que ésta ha llegado porque has estado dispuesto a permitir que tu relación especial satisfaga sus condiciones. 4El Espíritu Santo ha depositado dulce­mente el mundo real en tu relación: el mundo de sueños felices, desde los cuales despertar es algo tan fácil y natural. 5Pues del mismo modo en que los sueños que tienes cuando estás dormido y los que tienes cuando estás despierto son una representación de los deseos que albergas en tu mente, así también el mundo real y la verdad del Cielo están unidos en la Voluntad de Dios. 6El sueño del despertar se convierte fácilmente en realidad. 7Pues ese sueño refleja tu voluntad unida a la Voluntad de Dios. 8Y lo que esta Voluntad dispone que se haga jamás ha dejado de hacerse.

martes, 26 de julio de 2011

26 JULIO: REPASO(187)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 207
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
2La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. 3No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO
Capítulo 18
EL FINAL DEL SUEÑO

I. El substituto de la realidad

1. Sustituir es aceptar una cosa por otra. 2Sólo con que examina­ses exactamente lo que esto implica, percibirías de inmediato cuánto difiere del objetivo que el Espíritu Santo te ha dado y quiere alcanzar por ti. 3Substituir es elegir entre dos opciones, renunciando a un aspecto de la Filiación en favor de otro. 4Para este propósito especial, uno de ellos se juzga como más valioso y reemplaza al otro. 5La relación en la que la substitución tuvo lugar queda de este modo fragmentada, y, consecuentemente, su propósito queda dividido. 6Fragmentar es excluir, y la substitu­ción es la defensa más potente que el ego tiene para mantener vigente la separación.
2. El Espíritu Santo nunca utiliza substitutos. 2En cualquier situa­ción en la que el ego percibe a una persona como sustituto de otra, el Espíritu Santo sólo ve su unión e indivisibilidad. 3Él no elige entre ellas, pues sabe que son una sola. 4Al estar unidas, son una sola porque son lo mismo. 5La substitución es claramente un proceso en el que se perciben como si fuesen diferentes. 6El deseo del Espíritu Santo es unir, el del ego, separar. 7Nada puede inter­ponerse entre lo que Dios ha unido y el Espíritu Santo considera uno. 8Pero todo parece interponerse en las relaciones fragmenta­das que el ego patrocina a fin de destruirlas.
3. La única emoción en la que la substitución es imposible es el amor. 2El miedo, por definición, conlleva substitución, pues es el substituto del amor. 3El miedo es una emoción fragmentada y fragmentante. 4Parece adoptar muchas formas y cada una parece requerir el que uno actúe de modo diferente para poder obtener satisfacción. 5Si bien esto parece dar lugar a un comportamiento muy variable, un efecto mucho más serio reside en la percepción fragmentada de la que procede dicho comportamiento. 6No se considera a nadie como un ser completo. 7Se hace hincapié en el cuerpo, y se le da una importancia especial a ciertas partes de éste, las cuales se usan como baremo de comparación, ya sea para aceptar o para rechazar, y así expresar una forma especial de miedo.
4. Tú que crees que Dios es miedo tan sólo llevaste a cabo una sustitución. 2Ésta ha adoptado muchas formas porque fue la sustitución de la verdad por la ilusión, la de la plenitud por la fragmentación. 3Dicha sustitución a su vez ha sido tan desmenu­zada y subdividida, y dividida de nuevo una y otra vez, que ahora resulta casi imposible percibir que una vez fue una sola y que todavía sigue siendo lo que siempre fue. 4Ese único error, que llevó a la verdad a la ilusión, a lo infinito a lo temporal, y a la vida a la muerte, fue el único que jamás cometiste. 5Todo tu mundo se basa en él. 6Todo lo que ves lo refleja, y todas las relaciones espe­ciales que jamás entablaste proceden de él.
5. Tal vez te sorprenda oír cuán diferente es la realidad de eso que ves. 2No te das cuenta de la magnitud de ese único error. 3Fue tan inmenso y tan absolutamente increíble que de él no pudo sino sur­gir un mundo totalmente irreal. 4¿Qué otra cosa si no podía haber surgido de él? 5A medida que empieces a examinar sus aspectos fragmentados te darás cuenta de que son bastante temibles. 6Pero nada que hayas visto puede ni remotamente empezar a mostrarte la enormidad del error original, el cual pareció expulsarte del Cielo, fragmentar el conocimiento convirtiéndolo en inútiles añi­cos de percepciones desunidas y forzarte a llevar a cabo más sus­tituciones.
6. Ésa fue la primera proyección del error al exterior. 2El mundo surgió para ocultarlo, y se convirtió en la pantalla sobre la que se proyectó, la cual se interpuso entre la verdad y tú. 3Pues la ver­dad se extiende hacia adentro, donde la idea de que es posible perder no tiene sentido y lo único que es concebible es un mayor aumento. 4¿Crees que es realmente extraño que de esa proyec­ción del error surgiese un mundo en el que todo está invertido y al revés? 5Eso fue inevitable. 6Pues si se llevase la verdad ante esto, ésta sólo podría permanecer recogida en calma, sin tomar parte en la absurda proyección mediante la cual este mundo fue construido. 7No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso es lo que fue y lo que sigue siendo. 8Tampoco la revistas de culpabilidad, pues la culpabilidad implica que realmente ocu­rrió. 9Pero sobre todo, no le tengas miedo.
7. Cuando te parezca ver alguna forma distorsionada del error original tratando de atemorizarte, di únicamente: "Dios es Amor y el miedo no forma parte de Él", y desaparecerá. 2La verdad te salvará, 3pues no te ha abandonado para irse al mundo demente y así apartarse de ti. 4En tu interior se encuentra la cordura; la demencia, fuera de ti. 5Pero tú crees que es al revés: que la verdad se encuentra afuera y el error y la culpabilidad adentro. 6Tus míseras e insensatas substituciones, trastocadas por la locura y formando torbellinos que se mueven sin rumbo cual plumas arrastradas por el viento, son insustanciales. 7Se funden, se jun­tan y se separan, de acuerdo con patrones cambiantes que no tienen sentido y que no tienen que ser juzgados en absoluto. 8No tiene objeto juzgarlos individualmente. 9Las insignificantes diferencias que en lo relativo a la forma parece haber entre ellas no son diferencias reales en absoluto. 10Ninguna de tus sustitucio­nes tiene importancia. 11Eso es lo único que tienen en común, nada más. 12Sin embargo, ¿qué otra cosa es necesaria para hacer que todas sean lo mismo?
8. Deja que se las lleve el viento, formando torbellinos y dando tumbos hasta que se pierdan de vista, lejos, muy lejos de ti. 2Y vuélvete hacia la majestuosa calma interna, donde en santa quie­tud mora el Dios viviente que nunca abandonaste y que nunca te abandonó. 3El Espíritu Santo te lleva dulcemente de la mano, y desanda contigo el camino recorrido en el absurdo viaje que emprendiste fuera de ti mismo, conduciéndote con gran amor de vuelta a la verdad y a la seguridad de tu interior. 4Él lleva ante la verdad todas tus dementes proyecciones y todas tus descabella­das sustituciones, las cuales ubicaste fuera de ti. 5Así es como Él invierte el curso de la demencia y te devuelve a la razón.
9. En tu relación con tu hermano, donde el Espíritu Santo se ha hecho cargo de todo a petición tuya; Él ha fijado el rumbo hacia adentro, hacia la verdad que compartís. 2En el demente mundo de afuera nada se puede compartir, sino únicamente sustituir. aEn la realidad, compartir y sustituir no tienen absolutamente nada en común. 3Dentro de ti amas a tu hermano con un amor perfecto. 4Ésa es tierra santa en la que ninguna sustitución puede tener lugar y donde sólo la verdad de tu hermano puede morar. 5Ahí estáis unidos en Dios, tan unidos como lo estáis con Él. 6El error original jamás llegó hasta ahí, ni lo hará jamás. 7Ahí reside la ver­dad radiante, a la que el Espíritu Santo ha confiado tu relación. 8Deja que Él la lleve ahí, donde tú quieres que esté. 9Ofrécele un poco de fe en tu hermano, para ayudarle a que te muestre que ningún sustituto del Cielo que hayas inventado puede excluirte de éste.
10. En ti no hay separación, y no hay sustituto que pueda mante­nerte separado de tu hermano. 2Tu realidad fue la creación de Dios, la cual no tiene sustituto. 3Estáis tan firmemente unidos en la verdad, que sólo Dios mora allí. 4Y Él jamás aceptaría otra cosa en lugar de vosotros. 5Él os ama a los dos por igual y cual uno solo. 6Y tal como Él os ama, así sois. 7Nosotros no estáis unidos en ilusiones, sino en un Pensamiento tan santo y tan perfecto que las ilusiones no pueden permanecer allí para mancillar el santo lugar donde os encontráis unidos. 8Dios está contigo, hermano mío. 9Unámonos en Él en paz y con gratitud, y aceptemos Su regalo como nuestra más santa y perfecta realidad, la cual compartimos con Él.
11. El Cielo le es restituido a toda la Filiación a través de tu rela­ción, pues en ella reside la Filiación, íntegra y hermosa, y a salvo en tu amor. 2El Cielo ha entrado silenciosamente, pues todas las ilusiones han sido llevadas dulcemente ante la verdad en ti, y el amor ha refulgido sobre ti, bendiciendo tu relación con la ver­dad. 3Dios y toda Su creación han entrado a formar parte de ella juntos. 4¡Cuán santa y hermosa es vuestra relación, la cual la ver­dad ilumina! 5El Cielo la contempla y se regocija de que lo hayas dejado venir a ti. 6Y Dios Mismo se alegra de que tu relación siga siendo tal como fue creada. 7El universo que se encuentra dentro de ti se une a ti junto con tu hermano. 8Y el Cielo contempla con amor aquello que está unido en él, junto con su Creador.
12. Aquel a quien Dios ha llamado no debe prestar oídos a ningún substituto. 2La llamada de los sustitutos no es más que el eco del error original que fragmentó el Cielo. 3¿Y qué fue de la paz de los que prestaron oídos a dicha llamada? 4Regresa conmigo al Cielo, y caminando junto con tu hermano ve a otro mundo más allá de éste, hasta llegar a la belleza y alegría que ese otro mundo te ofrece. 5¿Quieres debilitar y fragmentar aún más lo que ya se encuentra fragmentado y sin esperanzas? 6¿Es ahí donde busca­rías la felicidad? 7¿No preferirías acaso reparar lo que ha sido quebrantado y unirte a la cruzada para devolverle la plenitud a lo que fue asolado por la separación y la enfermedad?
13. Has sido llamado, junto con tu hermano, a la más santa fun­ción que este mundo puede ofrecer. 2Ésa es la única función que no tiene límites, y que llega hasta cada uno de los fragmentos de la Filiación cual auxilio sanador y unificador. 3Esto es lo que se te ofrece en tu relación santa. 4Acéptalo ahora, y lo darás tal como lo has recibido. 5La paz de Dios se te da con el luminoso propósito en el que te unes a tu hermano. 6La santa luz que os unió tiene que extenderse, de la misma forma en que la aceptasteis.

lunes, 25 de julio de 2011

25 JULIO: REPASO(186)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 206
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (186) De mí depende la salvación del mundo.
2Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. 3Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO

VIII. Las condiciones de la paz

1. El instante santo no es más que un caso especial, un ejemplo extremo, de lo que toda situación debería ser. 2El significado que el propósito del Espíritu Santo le ha dado al instante santo, se le da también a toda situación. 3El instante santo suscita la misma suspensión de falta de fe -que se rechaza y no se utiliza- para que la fe pueda responder a la llamada de la verdad. 4El instante santo es el ejemplo supremo, la demostración clara e inequívoca del significado de toda relación y de toda situación cuando se ven como un todo. 5La fe ha aceptado todos los aspectos de la situa­ción, y la falta de fe no ha impuesto el que nada se vea excluido de ella. 6Es una situación de perfecta paz, debido simplemente a que la has dejado ser lo que es.
2. Esta simple cortesía es todo lo que el Espíritu Santo te pide: 2que dejes que la verdad sea lo que es. 3No intervengas, no la ataques, ni interrumpas su llegada. 4Deja que envuelva cada situación y que te brinde paz. 5Ni siquiera se te pide que tengas fe, pues la verdad no pide nada. 6Déjala entrar, y ella invocará la fe que necesitas para gozar de paz, y se asegurará de que dispongas de ella. 7Pero no te alces contra ella, pues no puede hacer acto de presencia si te opones a ella.
3. ¿No desearías hacer de toda situación un instante santo? 2Pues tal es el regalo de la fe, que se da libremente dondequiera que la falta de fe se deja a un lado sin usar. 3El poder del propósito del Espíritu Santo puede usarse entonces en su lugar. 4Este poder transforma instantáneamente todas las situaciones en el único medio, seguro y continuo, de establecer Su propósito y de demostrar su realidad. 5Lo que se ha demostrado ha requerido fe, y ésta ha sido concedida. 6Ahora se convierte en un hecho, del que ya no se puede retirar la fe. 7La tensión que conlleva negarle la fe a la verdad es enorme y mucho mayor de lo que te imaginas. 8Pero responder a la verdad con fe no entraña tensión alguna.
4. Para ti, que has respondido a la llamada de tu Redentor, la ten­sión que conlleva no responder a Su llamada parece ser mayor que antes. 2Pero no es así. 3La resistencia siempre estuvo ahí, pero se la atribuías a otra cosa, creyendo que era esa "otra cosa" la que la producía. 4Mas eso nunca fue verdad. 5Pues lo que esa "otra cosa" producía era pesar y depresión, enfermedad y dolor, tinie­blas y vagas imaginaciones de terror, escalofriantes fantasías de miedo y abrasadores sueños infernales. 6Y todo ello no era más que la intolerable tensión que se producía al negarte a depositar tu fe en la verdad y a ver su evidente realidad.
5. Tal fue la crucifixión del Hijo de Dios. 2Su falta de fe le oca­sionó todo eso. 3Piénsalo muy bien antes de permitirte usar tu falta de fe contra él. 4Pues él ha resucitado, y tú has aceptado la Causa de su despertar como tu propia causa. 5Has asumido el papel que te corresponde en su redención, y ahora eres completamente responsable por él. 6No le falles ahora, pues te ha sido dado comprender lo que tu falta de fe en él te ocasiona. 7Su salva­ción es tu único propósito. 8Ve sólo esto en toda situación, y cada una de ellas se convertirá en un medio de brindarte sólo eso.
6. Cuando aceptaste la verdad como el objetivo de tu relación, te convertiste en un dador de paz tan irremediablemente como que tu Padre te dio paz. 2Pues el objetivo de la paz no se puede aceptar sin sus condiciones, y tú tuviste que haber tenido fe en dicho objetivo, pues nadie acepta lo que no cree que es real. 3Tu propósito no ha cambiado ni cambiará jamás, pues aceptaste lo que nunca puede cambiar. 4Y ahora no le puedes negar nada que necesite para ser eternamente inmutable. 5Tu liberación es segura. 6Da tal como has recibido. 7Y demuestra que te has elevado muy por encima de cualquier situación que pudiese detenerte y mantenerte separado de Aquel Cuya llamada contestaste.

domingo, 24 de julio de 2011

24 JULIO: REPASO(185)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 205
No soy un cuerpo. Soy libre, Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (185) Deseo la paz de Dios.
2La paz de Dios es lo único que quiero. 3La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues aún soy tal como Dios me creó.

sábado, 23 de julio de 2011

23 JULIO: REPASO(184)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 204
No soy un cuerpo. Soy libre. 
Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (184) El Nombre de Dios es mi herencia.
2El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.
3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.