DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 30 de noviembre de 2011

30 NOVIEMBRE: Hoy reclamo los regalos que el perdón otorga.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 334

Hoy reclamo los regalos que el perdón otorga.

1. No esperaré ni un solo día más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. 2Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamien­tos basados en percepciones falsas. 3No dejes que hoy vuelva a aceptar regalos tan míseros. 4La Voz de Dios les ofrece Su paz a todos los que escuchan y eligen seguirlo. 5Esto es lo que elijo hoy. 6Y así, voy en busca de los tesoros que Dios me ha dado.

2. Busco sólo lo eterno. 2Pues Tu Hijo no podría sentirse satisfecho con menos de eso. 3¿Qué otra cosa, entonces, podría brindarle solaz, sino lo que Tú le ofreces a su desconcertada mente y a su atemorizado corazón, a fin de proporcionarle certeza y traerle paz? 4Hoy quiero contemplar a mi hermano sin mancha alguna de pecado en él. 5Eso es lo que Tu Voluntad dispone que yo haga, pues así es como podré contemplar mi propia impe­cabilidad.

TEXTO

IV. Los diferentes papeles del sueño

1. ¿Crees acaso que la verdad puede ser tan sólo meras ilusiones? 2Las ilusiones son sueños precisamente porque no son verdad. 3El hecho de que la verdad esté ausente de todas ellas por igual es la base del milagro, lo cual quiere decir que has entendido que los sueños sueños son, y que escaparte de ellos depende, no del sueño en sí, sino de que despiertes. 4¿Cómo iba a ser posible con­servar algunos sueños y despertar de otros? 5La elección no es entre qué sueños conservar, sino sólo si quieres vivir en sueños o despertar de ellos. 6De ahí que el milagro no excluya de su bené­fica influencia algunos sueños. 7No puedes quedarte con algunos sueños y despertar de otros, pues o bien estás dormido o bien despierto. 8Y soñar tiene que ver únicamente con una de estas dos posibilidades.

2. Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. 2Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan mani­festarse. 3El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. 4O puede estar oculto tras formas agradables. 5Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. 6Puede que la forma en que éstos se manifiestan cam­bie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa. 7El milagro sería ciertamente traicionero si te permitiera seguir estando amedrentado por no haber reconocido el miedo. 8Pues no estarías entonces dispuesto a despertar, que es para lo que el milagro allana el camino.

3. Dicho llanamente, el ataque es la respuesta a una función que no se ha llevado a cabo tal como tú la percibes. 2Puede que ello tenga que ver contigo o con otro; sin embargo, allí donde se per­ciba, allí se atacará. 3La depresión o el ataque no pueden sino ser los temas de todos los sueños, pues el miedo es el elemento de que se componen. 4El fino disfraz de placer y alegría en el que tal vez vayan envueltos apenas cubre el grueso bloque de miedo que constituye su médula. 5Y esto es lo que el milagro percibe, y no las envolturas que lo cubren.

4. Cuando te invade la ira, ¿no es acaso porque alguien no llevó a cabo la función que tú le habías asignado? 2¿Y no se convierte esto en la "razón" que justifica tu ataque? 3Los sueños que crees que te gustan son aquellos en los que las funciones que asignaste se cum­plieron, y las necesidades que te adscribiste, fueron satisfechas. 4No importa si esas necesidades se satisfacen o si son simplemente algo que se desea. 5Es la idea de que existen lo que produce miedo. 6Los sueños no se desean en mayor o menor medida. 7Simplemente se desean o no se desean. 8Y cada uno representa alguna función que tú le has asignado a algo: algún objetivo que un acon­tecimiento, un cuerpo o una cosa debe representar y alcanzar por ti. 9Si lo logra crees que el sueño te gusta. 10Si fracasa crees que es triste. 11Pero el que fracase o se logre no es lo que constituye su médula, sino simplemente su endeble envoltura.

5. ¡Cuán felices serían tus sueños si no le adjudicases a cada una de las figuras que aparecen en ellos el papel que "debe" repre­sentar! 2Es únicamente la imagen que tienes de alguien lo que puede fracasar, y tener esa imagen es lo único que constituye una traición. 3La médula de los sueños que ofrece el Espíritu Santo no es nunca una médula de temor. 4Lo que los envuelve puede pare­cer ser lo mismo, pero su significado ha cambiado porque cubre otra cosa. 5Lo que determina toda percepción es su propósito, en el sentido de que aparenta ser aquello para lo que se considera que es. 6Una sombría figura que ataca se convierte en un hermano que te ofrece una oportunidad para prestar ayuda, si esto se convirtiese en la función del sueño. 7Y de este modo, los sue­ños de tristeza se transformarían en sueños de alegría.

6. ¿Para qué es tu hermano? 2No lo sabes porque tu función aún no te resulta clara. 3No le asignes un papel que tú crees que te haría feliz a ti. 4Y no trates de herirle cuando él no cumpla el papel que le asignaste en el sueño que tienes de lo que debería ser tu vida. 5Él pide ayuda en cada uno de sus sueños, y tú puedes prestársela si ves la función del sueño tal como la percibe Aquel que puede utilizar todo sueño en beneficio de la función que se le encomendó a Él. 6Puesto que ama al soñador, y no al sueño, cada sueño se convierte en una ofrenda de amor. 7Pues en el centro de cada sueño se halla Su Amor por ti, iluminando amorosamente cualquier manifestación del sueño.

 

martes, 29 de noviembre de 2011

29 NOVIEMBRE: El perdón pone fin al sueño de conflicto.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 333

El perdón pone fin al sueño de conflicto.

1. El conflicto debe ser resuelto. 2Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. 3Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente. 4Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad puede arrojar su luz sobre él según desaparece.

2. Padre, el perdón es la luz que Tú elegiste para que desvaneciese todo conflicto y toda duda, y para que alumbrase el camino que nos lleva de regreso a Ti. 2Ninguna otra luz puede dar fin a nuestro sueño malvado. 3Ninguna otra luz puede salvar al mundo. 4Pues dicha luz es lo único que jamás ha de fallar, ya que es el regalo que le has hecho a Tu Hijo bienamado.


TEXTO

 

III. Los testigos de Dios


1. No condenes a tu salvador porque él crea ser un cuerpo. 2Pues más allá de sus sueños se encuentra su realidad. 3Pero antes de que él pueda recordar lo que es, tiene que aprender que es un salvador. 4Y tiene que salvar a todo aquel que quiera ser salvado. 5Su felicidad depende de que te salve a ti. 6Pues, ¿quién puede ser un salvador sino aquel que brinda salvación? 7De este modo aprende que la salvación es algo que él tiene que ofrecer. 8Pues a menos que se la conceda a otro no sabrá que dispone de ella, ya que dar es la prueba de que se tiene. 9Esto no lo pueden entender aquellos que creen que con su fuerza pueden menoscabar a Dios. 10Pues, ¿quién podría dar lo que no tiene? a¿Y quién podría per­der al dar aquello que, por el hecho de darlo, no puede sino aumentar?

2. ¿Crees acaso que el Padre perdió Su Ser cuando te creó? 2¿Crees que se debilitó por haber compartido Su Amor? 3¿Se vio acaso menoscabada Su plenitud debido a tu perfección? 4¿O eres tú la prueba de Su plenitud y perfección? 5No niegues Su testigo en el sueño que Su Hijo prefiere a su propia realidad. 6Su Hijo tiene que ser el salvador del sueño al que dio lugar, para poder así liberarse de él. 7Tiene que ver a otro no como un cuerpo, sino como uno con él, sin la muralla que el mundo ha construido para mantener separadas todas las cosas vivientes que no saben que viven.

3. En el sueño de cuerpos y muerte aún puede vislumbrarse un atisbo de verdad que tal vez no es más que una pequeña chispa, un espacio de luz creado en la oscuridad donde Dios refulge todavía. 2no puedes despertarte a ti mismo. 3No obstante, puedes permitir que se te despierte. 4Puedes pasar por alto los sueños de tu hermano. 5Puedes perdonarle sus ilusiones tan per­fectamente, que él se convierte en el que te salva de tus sueños. 6Y al verlo brillar en el espacio de luz donde Dios mora dentro de la oscuridad, verás que Dios Mismo se encuentra allí donde está su cuerpo. 7Ante esta luz el cuerpo desaparece, de la misma manera en que las sombras densas ceden ante la luz. 8La oscuridad no puede decidir que el cuerpo siga presente. 9La llegada de la luz supone su desaparición. 10Verás entonces a tu hermano en la gloria, y entenderás qué es lo que realmente llena la brecha que por tanto tiempo pensaste que os mantenía separados. 11Ahí, en lugar de ella, el testigo de Dios ha trazado el dulce camino de la bondad para que el Hijo de Dios lo recorra. 12A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus ilusiones. 13Mediante tu regalo de libertad te liberas tú.

4. Hazte a un lado y deja pasar al amor, el cual tú no creaste, pero sí puedes extender. 2En la tierra eso quiere decir perdonar a tu hermano, para que las tinieblas desaparezcan de tu mente. 3Una vez que la luz haya llegado hasta tu hermano a través de tu per­dón, él no se olvidará de su salvador ni lo dejará sin absolver. 4Pues fue en tu rostro donde vio la luz que quiere mantener a su lado, a medida que camina a través de las tinieblas hacia la Luz eterna.

5. ¡Cuán santo debes ser tú para que el Hijo de Dios pueda ser tu salvador en medio de sueños de desolación y de desastres! 2Observa cuán deseoso llega, apartando las densas sombras que lo mantenían oculto, para poder brillar sobre ti lleno de gratitud y amor. 3Él es él mismo, pero no él mismo solo. 4Y de la misma manera en que su Padre no perdió parte de él al crearte a ti, así la luz en él es aún más brillante por tú haberle dado tu luz para salvarlo de las tinieblas. 5Y ahora la luz en ti tiene que ser tan brillante como la que refulge en él. 6Ésta es la chispa que brilla en el sueño: que tú puedes ayudarle a despertar, y estar seguro de que sus ojos despiertos se posarán sobre ti. 7Y con su feliz salva­ción, te salvas tú.


lunes, 28 de noviembre de 2011

28 NOVIEMBRE: El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 332

El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.

1. El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños malva­dos con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencilla­mente es. 5Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real. 6El perdón invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8Mas con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y propor­cionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es su herencia.

2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El miedo lo man­tiene aprisionado. 3Mas Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre, queremos liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a nosotros. 6Y no queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.


TEXTO

II. La llegada del Invitado


1. ¿Cómo no ibas a percibir como liberación del sufrimiento el darte cuenta de que eres libre? 2¿Por qué no habrías de aclamar a la verdad en vez de considerarla un enemigo? 3¿Por qué razón te parece arduo, escabroso y demasiado difícil de seguir una senda que es fácil y que está tan claramente marcada que es imposible perderse? 4¿No será acaso porque consideras que es el camino al infierno en vez de una manera sencilla de encontrarte en el Cielo y en Dios que no exige ni sacrificios ni pérdidas? 5Mientras no te des cuenta de que no renuncias a nada y de que es imposible perder, habrá veces en que te arrepentirás de haber elegido este camino. 6Y no verás los muchos beneficios que tu decisión te ha aportado. 7No obstante, aunque tú no los veas, están ahí. 8Su causa ya los produjo, y los efectos tienen que estar allí donde su causa ha hecho acto de presencia.

2. Has aceptado la causa de la curación. aPor lo tanto, debes haber sanado. 2Y al haber sanado, debes ahora también poseer el poder de sanar. 3El milagro no es un incidente aislado que ocurre de repente como si se tratase de un efecto sin causa. 4Ni tampoco es en sí una causa. 5Pero allí donde está su causa, allí tiene que estar el milagro. 6Ahora ha sido causado, aunque aún no se perciba. 7Y sus efectos se encuentran ahí, aunque aún no se vean. 8Mira den­tro de ti ahora, y no verás motivo alguno para estar arrepentido, sino razones para sentir un gran regocijo y para abrigar esperan­zas de paz.

3. Todo esfuerzo de encontrar esperanzas de paz en un campo de batalla ha sido en vano. 2Ha sido fútil pedirle a lo que se concibió precisamente para que perpetuase el pecado y el dolor que te ayude a escapar de ellos. 3Pues el dolor y el pecado son la misma ilusión, tal como el odio y el miedo, y el ataque y la culpabilidad son uno. 4Allí donde no tienen causa, sus efectos desaparecen, y el amor llega dondequiera que ellos no estén. 5¿Por qué no estás contento? 6Te has librado del dolor y de la enfermedad, de la aflicción y de la pérdida, así como de todos los efectos del odio y del ataque. 7El dolor ya no es tu amigo ni la culpabilidad tu dios. aPor lo tanto, dale la bienvenida a los efectos del amor.

4. Tu Invitado ha llegado. 2lo invitaste y Él vino. 3No lo oíste entrar porque la bienvenida que le diste no fue total. 4Sus dones, no obstante, llegaron con Él. 5Él los ha depositado a tus pies, y ahora te pide que los contemples y los consideres tuyos. 6Él nece­sita tu ayuda para dárselos a todos los que caminan por su cuenta, creyendo estar solos y separados. 7Ellos sanarán cuando tú acep­tes tus dones, pues tu Invitado le dará la bienvenida a todo aquel cuyos pies hayan tocado la tierra santa que tú pisas y donde Él ha puesto Sus dones a su disposición.

5. No te das cuenta de cuánto puedes dar ahora como resultado de todo lo que has recibido. 2No obstante, Aquel que vino sólo está a la espera de que vayas allí adonde lo invitaste. 3No hay ningún otro lugar donde Él pueda encontrarse con Su anfitrión o Su anfitrión con Él. 4Ni tampoco hay ningún otro lugar donde se puedan obtener Sus dones de paz y dicha, así como toda la felici­dad que brinda Su Presencia. 5Pues Sus dones se hallan allí donde se encuentra Aquel que los trajo Consigo para dártelos. 6No pue­des ver a tu Invitado, pero puedes ver los dones que trajo. 7Y cuando los contemples, aceptarás que Él debe estar ahí. 8Pues lo que ahora puedes hacer no podrías haberlo hecho sin el amor y la gracia que emanan de Su Presencia.

6. Ésta es la promesa del Dios viviente: que Su Hijo viva, que toda criatura viviente forme parte de él y que nada más viva. 2Aquello a lo que tú has dado "vida" no está vivo, y sólo simbo­liza tu deseo de vivir separado de la vida, de estar. vivo en la muerte, y de percibir a ésta como si fuese la vida, y al vivir, como la muerte. 3Aquí las confusiones se suceden una tras otra, pues este mundo se basa en la confusión y en nada más. 4Su base es inmutable, si bien parece estar cambiando continuamente. 5Mas ¿qué podría ser eso, sino lo que realmente significa el estado de confusión? 6Para los que están confundidos la estabilidad no tiene sentido, y la variación y el cambio se convierten en la ley por la que rigen sus vidas.

7. El cuerpo no cambia. 2Representa el sueño más amplio de que el cambio es posible. 3Cambiar es alcanzar un estado distinto de aquel en el que antes te encontrabas. 4En la inmortalidad no hay cambios, y en el Cielo se desconocen. 5Aquí en la tierra, no obs­tante, los cambios tienen un doble propósito, pues se pueden uti­lizar para enseñar cosas contradictorias. 6Y esas cosas son un reflejo del maestro que las enseña. 7El cuerpo puede parecer cam­biar con el tiempo, debido a las enfermedades o al estado de salud, o a eventos que parecen alterarlo. 8Mas esto sólo significa que la mente aún no ha cambiado de parecer con respecto a cuál es el propósito del cuerpo.

8. La enfermedad es la exigencia de que el cuerpo sea lo que no es. 2Su insustancialidad, no obstante, garantiza que no puede enfer­mar. 3En tu exigencia de que sea más de lo que es radica la idea de la enfermedad. 4Pues dicha exigencia requiere que Dios sea menos de lo que realmente es. 5¿Qué va a ser de ti, entonces, si es a ti a quien se le exige el sacrificio? 6Pues a Dios se le informa que parte de Él ya no le pertenece. 7Y a Él no le queda otro remedio ahora que sacrificar tu ser y, como resultado de Su sacrificio, tú te engrandeces y Él se empequeñece al perderte a ti. 8Y lo que ya no le pertenece, se convierte en tu dios y te impide ser parte de Él.

9. El cuerpo al que se le pide ser un dios es vulnerable al ataque, ya que su insustancialidad no se reconoce. 2Y así, parece ser algo con poder propio. 3Al ser algo, se puede percibir, y también se puede pensar que siente y actúa, y que te tiene prisionero en su puño. 4Y puede que no llegue a ser lo que le exigiste que fuese. 5Y lo odiarás por su insignificancia, sin darte cuenta de que el fracaso no se debe a que sea menos de lo que tú crees que debe ser, sino sólo a que no te has dado cuenta de que no es nada. 6No obstante, en el hecho mismo de que no es nada reside tu salva­ción, de la cual quieres huir.

10. En cuanto que "algo", se le pide al cuerpo que sea el enemigo de Dios, y que reemplace lo que Dios es con pequeñez, limitacio­nes y desesperanza. 2Es Su pérdida lo que celebras cuando consi­deras al cuerpo algo que amas o algo que odias. 3Pues si Dios es la Suma de todo, entonces lo que no está en Él no existe, y en Su compleción radica la insustancialidad del cuerpo. 4Tu salvador no ha muerto ni tampoco mora en lo que se edificó para ser un templo a la muerte. 5Él vive en Dios, y esto, y sólo esto, es lo que lo convierte en tu salvador. 6La insustancialidad de su cuerpo libera al tuyo de la enfermedad y de la muerte. 7Pues lo que te pertenece a ti no puede ser ni más ni menos que lo que le pertenece a él.

 

domingo, 27 de noviembre de 2011

27 NOVIEMBRE: El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.


AUDIOLIBRO

     


EJERCICIOS

12. ¿Qué es el ego?

1. El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limi­tado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. 2Es la "voluntad" que ve a la Voluntad de Dios como su enemigo, y que adopta una forma en que Ésta es negada. 3El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad.

2. El ego es demente. 2Lleno de miedo, cree alzarse más allá de lo Omnipresente, aparte de la Totalidad y separado de lo Infinito. 3En su demencia cree también haber vencido a Dios Mismo. 4Y desde su terrible autonomía "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 5Sueña con el castigo y tiembla ante las figuras de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarlo antes de que él pueda proteger su seguridad atacándolos primero.

3. El Hijo de Dios no tiene ego. 2¿Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él? 3¿Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha eterna? 4¿Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la culpabili­dad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la tranquilidad y silencio más profundos?

4. Conocer la realidad significa no ver al ego ni a sus pensamien­tos, sus obras o actos, sus leyes o creencias, sus sueños o esperan­zas, así como tampoco los planes que tiene para su propia salvación y el precio que hay que pagar por creer en él. 2Desde el punto de vista del sufrimiento, el precio que hay que pagar por tener fe en él es tan inmenso que la ofrenda que se hace a diario en su tenebroso santuario es la crucifixión del Hijo de Dios. aY la sangre no puede sino correr ante el altar donde sus enfermizos seguidores se preparan para morir.

5. Una sola azucena de perdón, no obstante, puede transformar la oscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida Misma. 2Y la paz se les restituirá para siempre a las santas mentes que Dios creó como Su Hijo, Su morada, Su dicha y Su amor, completamente Suyas, y completamente unidas a Él.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 331

El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.

1. Padre, ¡qué absurdo creer que Tu Hijo podía causarse sufrimiento así mismo! 2¿Cómo iba él a poder planear su condenación sin que se le hubiera provisto de un camino seguro que lo condujese a su liberación? 3Me amas, Padre, 4y nunca habrías podido dejarme en la desolación, para morir en un mundo de dolor y crueldad. 5¿Cómo pude jamás pen­sar que el Amor se había abandonado a Mismo? 6No hay otra volun­tad que la Voluntad del Amor. 7El miedo es un sueño, y no tiene una voluntad que pueda estar en conflicto con la Tuya. 8Estar en conflicto es estar dormido; la paz, estar despierto. 9La muerte es una ilusión, y la vida, la verdad eterna. 10Nada se opone a Tu Voluntad. 11El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.

2. El perdón nos muestra que la Voluntad de Dios es una sola y que la compartimos. 2Contemplemos los santos panoramas que hoy nos muestra el perdón, de modo que podamos encontrar la paz de Dios. 3Amén.


sábado, 26 de noviembre de 2011

26 NOVIEMBRE: Hoy no volveré a hacerme daño.


AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 330

Hoy no volveré a hacerme daño.

1. Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. z¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? 3¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? 4La mente que ha llegado a estar dispuesta a aceptar los regalos de Dios ha sido reinstaurada al espíritu, y extiende su libertad y su dicha tal como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya pro­pia. 5El Ser que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir. 6Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder así escapar para siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece ofrecernos.

2. Padre, es imposible hacerle daño a Tu Hijo. 2Y si creemos sufrir, es sólo porque no reconocemos la única Identidad que compartimos Con­tigo. 3Hoy queremos retornar a Ella, a fin de librarnos para siempre de todos nuestros errores y salvarnos de lo que creíamos ser.


 

viernes, 25 de noviembre de 2011

25 NOVIEMBRE: He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 329

He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.

1. Padre, pensé que me había apartado de Tu Voluntad, que la había desafiado, que había violado sus leyes y que había interpuesto otra volun­tad más poderosa que la Tuya. 2En realidad, no obstante, no soy otra cosa que una extensión de Tu Voluntad que se extiende continuamente. 3Eso es lo que soy, y ello jamás ha de cambiar. 4Así como Tú eres Uno, yo soy uno Contigo. 5Eso fue lo que elegí en mi creación, en la que mi voluntad se hizo eternamente una con la Tuya. 6Esa decisión se tomó para siempre. 7No puede cambiar ni oponerse a sí misma. 8Padre, mi voluntad es la Tuya. 9Estoy a salvo, tranquilo y sereno, y gozo de una dicha intermina­ble porque así lo dispone Tu Voluntad.

2. Hoy aceptaremos la unión que existe entre nosotros, y entre nosotros y nuestra Fuente. 2No tenemos otra voluntad que la Suya y todos somos uno porque todos compartimos Su Voluntad. 3A través de Ella reconocemos que somos uno solo. 4A través de Ella encontramos por fin el camino que nos conduce a Dios.

TEXTO

Capítulo 29

EL DESPERTAR

I. La clausura de la brecha

1. No hay tiempo, lugar ni estado del que Dios esté ausente. 2No hay nada que temer. 3Es imposible que se pudiese concebir una brecha en la Plenitud de Dios. 4La transigencia que la más insig­nificante y diminuta de las brechas representaría en Su Amor eterno es completamente imposible. 5Pues ello querría decir que Su Amor puede albergar una sombra de odio, que Su bondad puede a veces trocarse en ataque y que en ocasiones Él podría perder Su infinita paciencia. 6Esto es lo que crees cuando percibes una brecha entre tu hermano y tú. 7¿Cómo ibas a poder, entonces, confiar en Dios? 8Pues Su Amor debe ser un engaño. 9Sé preca­vido entonces: no dejes que se te acerque demasiado y mantén una brecha entre Su Amor y tú a través de la cual te puedas escapar en caso de que tengas necesidad de huir.

2. Aquí es donde más claramente se puede ver el temor a Dios. 2Pues el amor es traicionero para aquellos que tienen miedo, ya que el miedo y el odio siempre van de la mano. 3Todo aquel que odia tiene miedo del amor y, por lo tanto, no puede sino tener miedo de Dios. 4Es indudable que no conoce el significado del amor. 5Teme amar y ama odiar, y así, piensa que el amor es temi­ble y que el odio es amor. 6Esto es lo que inevitablemente les sucede a todos aquellos que tienen en gran estima a esta pequeña brecha, creyendo que es su salvación y esperanza.

3. ¡El temor a Dios! 2El mayor obstáculo que la paz tiene que sal­var no ha desaparecido todavía. 2Los demás ya han desapare­cido, pero éste todavía sigue en pie, obstruyendo tu paso y haciendo que el camino hacia la luz parezca oscuro y temible, peligroso y sombrío. 4Has decidido que tu hermano es tu ene­migo. 5Tal vez tu amigo en algunas ocasiones, siempre que vues­tros diferentes intereses permitan vuestra amistad por algún tiempo. 6Pero no sin dejar una aparente brecha entre vosotros, en caso de que él se vuelva a convertir en tu enemigo. 7Deja que se acerque a ti, y te haces atrás; acércate a él, y él instantáneamente emprende la retirada. 8El acuerdo que establecisteis fue tener una amistad cautelosa y de limitado alcance, cuya intensidad estuviese cuidadosamente restringida. 9De modo que lo único que tú y tu hermano hicisteis fue establecer un pacto condicional en el que uno de sus puntos era una cláusula de separación que tanto tú como él acordasteis no violar. 10Y convinisteis que violarla sería una infracción del acuerdo de todo punto intolerable.

4. La brecha entre vosotros no es el espacio que hay entre vues­tros cuerpos, 2pues ese espacio tan sólo da la impresión de dividir vuestras mentes separadas. 3La brecha entre vosotros es el sím­bolo de una promesa que os habéis hecho de encontraros cuando os parezca, y luego separaros hasta que los dos decidáis encontra­ros de nuevo. 4Y entonces vuestros cuerpos parecerán ponerse en contacto y concertar un lugar de encuentro donde reunirse. 5Pero siempre es posible que cada uno siga su camino. 6Supeditado al "derecho" de separaros, acordáis reuniros de vez en cuando y mantener vuestra distancia con intervalos de separación que os protejan del "sacrificio" del amor. 7El cuerpo os salva, pues os aleja del sacrificio total y os da tiempo para reconstruir una vez más vuestros yos separados, que creéis que realmente menguan cuando os reunís.

5. El cuerpo no podría separar tu mente de la mente de tu her­mano a menos que quisieses que fuese la causa de vuestra separa­ción y distanciamiento. 2Por consiguiente, le atribuyes un poder que no posee. 3Esto es lo que hace que tenga poder sobre ti. 4Pues ahora piensas que el cuerpo determina cuándo debéis reuniros, y que limita vuestra capacidad de estar en comunión con la mente del otro. 5Y así, te dice adónde ir y cómo llegar hasta allí, lo que te es factible emprender y lo que no puedes hacer. 6Te dice también lo que su salud puede tolerar, así como lo que lo fatigará y enfer­mará. 7Sus "inherentes" debilidades establecen los límites de lo que puedes hacer y hacen que tu propósito sea débil y limitado.

6. El cuerpo se avendrá a todo esto, si ése es tu deseo. 2Permitirá solamente limitados desahogos de "amor", intercalados con inter­valos de odio. 3Y se hará cargo de decidir cuándo puede "amar" y cuándo se debe refugiar en el miedo para mantenerse a salvo. 4Enfermará porque tú no sabes lo que es amar. 5De este modo, utilizarás indebidamente toda circunstancia y a todo aquel con quien te encuentres, y no podrás sino ver en ellos un propósito distinto del tuyo.

7. El amor no exige sacrificios. 2Pero el miedo exige el sacrificio del amor, pues no puede subsistir en su presencia. 3Para perpe­tuar el odio, es preciso temerle al amor y limitar su presencia sólo a algunas ocasiones, manteniéndolo alejado el resto del tiempo. 4De esta manera, se le tiene por traicionero porque parece ir y venir a su antojo y no ofrecerte ninguna estabilidad. 5No te das cuenta de cuán limitada y débil es tu lealtad, y de cuán a menudo le has exigido al amor que se aleje de ti y te deje solo y en "paz".

8. El cuerpo, que de por sí no tiene ningún objetivo, es la excusa que tienes para los diversos objetivos que tienes y que le obligas a perseguir. 2No es su debilidad lo que te asusta, sino su falta de fuerza o debilidad. 3¿No te gustaría saber que nada se interpone entre tú y él? 4¿No te gustaría saber que no hay brecha tras la que te puedas ocultar? 5Los que descubren que su salvador ya no es su enemigo experimentan un sobresalto. 6Cuando se descubre que el cuerpo no es real se suscita una cierta aprensión 7y se experimen­tan matices de aparente temor en torno al feliz mensaje de que "Dios es Amor".

9. Cuando la brecha desaparece, no obstante, lo único que se experimenta es paz eterna. 2No más de eso, pero tampoco menos. 3Si no tuvieses miedo de Dios, ¿qué podría inducirte a que lo abandonases? 4¿Qué juguetes o baratijas podría haber en la brecha que pudiesen privarte por un solo instante de Su Amor? 5¿Permi­tirías que el cuerpo dijese "no" a la llamada del Cielo, si no tuvie­ses miedo de perder tu ser al encontrar a Dios? 6Mas ¿cómo sería posible que perdieses tu ser al hallarlo?

 

jueves, 24 de noviembre de 2011

24 NOVIEMBRE: Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 328

Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.

1. Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. 2Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios. 3No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. 4Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya. 5Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. 6Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.

2. No hay otra voluntad que la Tuya. 2Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. 3Tu Volun­tad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. 4Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí.


TEXTO

 

VI. Los votos secretos


1. El que castiga el cuerpo está loco, 2pues ahí es donde ve la diminuta brecha, que, sin embargo, no está ahí. 3El cuerpo no se ha juzgado a sí mismo, ni se ha convertido en lo que no es. 4No procura hacer del dolor un gozo, ni espera encontrar placer dura­dero en lo que no es más que polvo. 5No te dice cuál es su propó­sito, ni tampoco puede él mismo entender para qué es. 6No hace de nadie una víctima porque no tiene una voluntad propia, ni tampoco preferencias o dudas. 7No se pregunta lo que es. 8Por lo tanto, no tiene necesidad de competir. 9Se puede hacer de él una víctima, pero no puede considerarse a sí mismo como tal. 10No acepta ningún papel, sino que hace lo que se le dice sin atacar.

2. Atribuir la responsabilidad de lo que ves a aquello que no puede ver, y culparlo por los sonidos que te disgustan cuando no puede oír, es ciertamente una perspectiva absurda. 2El cuerpo no sufre el castigo que le impones porque no tiene sensaciones. 3Se comporta tal como tú deseas que lo haga, pero nunca toma deci­siones. 4No nace ni muere. 5Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado. 6Y si cambias de rumbo, camina con igual facilidad por esa otra dirección. 7No se pone de parte de nada, ni juzga el camino que recorre. 8No per­cibe brecha alguna porque no odia. 9Puede ponerse al servicio del odio, pero no puede por ello convertirse en algo odioso.

3. Lo que odias y temes, deseas y detestas, el cuerpo no lo conoce. 2Lo envías a buscar separación y a que sea algo separado. 3Luego lo odias, no por lo que es, sino por el uso que has hecho de él. 4Te desvinculas de lo que ve y oye, y odias su debilidad y pequeñez. 5Detestas sus actos, pero no los tuyos. 6Mas el cuerpo ve y actúa por ti. 7Él oye tu voz. 8Y es frágil e insignificante porque así lo deseas. 9Parece castigarte, y así, merece que le odies por las limi­taciones que te impone. 10No obstante, eres tú quien lo ha con­vertido en el símbolo de las limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve.

4. El cuerpo representa la brecha que se percibe entre la pequeña porción de mente que consideras tu mente, y el resto de lo que realmente es tuyo. 2Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderías sin él. 3Éste es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado. 4Éste es el juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que has sido atacado. 5Nadie puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como resultado de ello. 6El com­promiso a estar enfermo se encuentra en tu conciencia, aunque sin expresarse ni oírse. 7Sin embargo, es una promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que a cambio tú lo atacarás.

5. La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que sufra. 2Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. 3A menos que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría tener efectos. 4Todo aquel que dice: "Entre tu mente y la mía no hay separación" es fiel a la promesa que le hizo a Dios y no al miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. 5Y al él sanar, su hermano sana también.

6. Que éste sea el acuerdo que tengas con cada uno de tus herma­nos: que estarás unido a él y no separado. 2Y él será fiel a la promesa que le hagas porque es la misma que él le hizo a Dios y que Dios le hizo a él. 3Dios cumple Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas. 4Esto fue lo que Su Padre le dijo al crearlo: "Te amaré eternamente, como tú a Mí. 5Sé tan perfecto como Yo, pues nunca podrás estar separado de Mí". 6Su Hijo no recuerda que le con­testó: "Sí, Padre", si bien nació como resultado de esa promesa. 7Con todo, Dios se la recuerda cada vez que él se niega a mante­ner la promesa de estar enfermo, y permite, en cambio, que su mente sea sanada y unificada. 8Sus votos secretos son impotentes ante la Voluntad de Dios, Cuyas promesas él comparte. 9Y lo que ha usado como sustituto de éstas no es su voluntad, pues él se comprometió a sí mismo a Dios.

 

 

VII. El arca de seguridad


1. Dios no pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no necesita pedir nada, 2pues no le falta nada. 3Un espacio vacío, o una diminuta brecha, sería una insuficiencia. 4Y sólo ahí podría él querer tener algo que no tiene. 5Un espacio donde Dios no se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no es la Voluntad de ninguno de los dos, que prometieron ser uno solo. 6La promesa de Dios es una promesa que Él se hizo a Sí Mismo, y no hay nadie que pudiese ser desleal a lo que Su Voluntad dispone como parte de lo que Él es. 7 La promesa de que no puede haber brecha alguna entre Él y lo que Él es no puede ser falsa. 8¿Qué otra voluntad podría inter­ponerse entre lo que no puede sino ser uno solo y en Cuya Pleni­tud no puede haber brecha alguna?

2. La hermosa relación que tienes con todos tus hermanos es parte de ti porque es parte de Dios Mismo. 2¿Cómo no ibas a enfermar si te niegas a ti mismo tu plenitud, tu salud, tu Fuente de ayuda, la Llamada a impartir curación y la Llamada a curar? 3Tu salvador espera la curación y el mundo espera con él. 4Y tú no estás excluido, 5pues la curación o bien será una sola o bien no tendrá lugar en absoluto, ya que en el hecho de que es una radica la curación. 6¿Qué podría corregir a la separación sino su opuesto? 7No hay términos medios en ningún aspecto de la sal­vación. 8O bien la aceptas completamente o bien no la aceptas en absoluto. 9Lo que no está separado tiene que estar unido. 10Y lo que está unido no puede estar separado.

3. O bien hay una brecha entre tu hermano y tú, o bien sois uno y lo mismo. 2No hay nada entremedias, ninguna otra opción, ni ninguna lealtad que se pueda dividir entre esas dos posibilida­des. 3Una lealtad dividida significa que le eres infiel a ambas posibilidades, lo cual no hace sino ponerte a dar tumbos, sin que te quede otro remedio que agarrarte a cualquier brizna de paja que parezca ofrecerte apoyo. 4Mas ¿quién puede edificar su hogar sobre pajas y esperar que le proteja del viento? 5Ése es el tipo de hogar que se puede hacer del cuerpo porque no está cimentado en la verdad. 6Sin embargo, por esa misma razón puede verse que no es tu hogar, sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al Hogar donde Dios mora.

4. Cuando ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se le utiliza para dar testimonio del sueño de separación y enfer­medad. 2Tampoco se le culpa fútilmente por lo que no hizo. 3Su propósito es ayudar a que el Hijo de Dios sane, y, debido a ello, no puede enfermar. 4No se une a ningún propósito que tú no hayas aceptado, y tú has elegido que no esté enfermo. 5Todos los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el mismo instante en que la tomas. 6Ninguna forma de enfermedad está excluida de dicha decisión porque la decisión no puede tomarse en función de la forma. 7La decisión de estar enfermo parece ser una decisión entre diferentes formas de enfermedad. 8Sin em­bargo, la enfermedad es una sola, al igual que su opuesto. 9Por consiguiente, o estás enfermo o estás sano.

5. Pero nunca tú solo. 2Este mundo no es más que el sueño de que puedes estar solo y de que puedes pensar sin que ello afecte a los que están separados de ti. 3Estar solo significa que estás separado, y si lo estás, no puedes sino estar enfermo. 4Esto parece probar que definitivamente estás separado. 5No obstante, lo único que significa es que has tratado de mantener la promesa de serle fiel a la infidelidad. 6Mas la infidelidad. significa enfermedad. 7Es como la casa edificada sobre pajas. 8De por sí parece ser muy sólida y real. 9Su estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar en consideración sus cimientos. 10Si descansa sobre pajas, de nada sirve atrancar las puertas, cerrar las ventanas o correr los cerrojos. 11El viento la derrumbará, y las lluvias la azotarán y la arrastrarán al olvido.

6. ¿Qué sentido tiene buscar refugio en lo que se construyó preci­samente para fomentar el peligro y el miedo? 2¿Por qué recar­garlo con más cerraduras, cadenas o pesadas anclas, cuando su debilidad no reside en ello mismo, sino en la fragilidad de la brecha insustancial sobre la que se erige? 3¿Qué seguridad te puede ofrecer algo que descansa sobre una sombra? 4¿Edificarías tu casa sobre algo que pudiera derrumbarse con el peso de una pluma?

7. Tu hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e impecabilidad*, así como sobre todo lo que su Padre le prometió. 2Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. 3El viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin conse­cuencia alguna. 4El mundo será arrastrado, pero este hogar per­manecerá en pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo en él. 5Es un arca de seguridad, que descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre moraría a salvo en Él. 6¿Qué brecha podría interponerse entre la seguridad de este refugio y su Fuente? 7Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para libe­rar al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su hogar. 8Y con este santo propósito se convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de tu Padre contigo.





miércoles, 23 de noviembre de 2011

23 NOVIEMBRE: No necesito más que llamar y Tú me contestarás.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 327

No necesito más que llamar y Tú me contestarás.

1. No se me pide que acepte la salvación sobre la base de una fe ciega. 2Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que Él Mismo me contestará. 3Déjame aprender mediante mi experien­cia que esto es verdad, y es indudable que llegaré a tener fe en Él. 4Esa es la fe que no se quebranta y que me llevará cada vez más lejos por la senda que conduce hasta Él. 5Pues así estaré seguro de que Él no me ha abandonado, de que aún me ama y de que sólo espera a que yo lo llame para proporcionarme toda la ayuda que necesite para poder llegar a Él.

2. Padre, te doy las gracias porque sólo con que ponga a prueba Tus promesas jamás tendré la experiencia de que no se cumplen. 2Permíta­seme, por lo tanto, ponerlas a prueba en vez de juzgarlas. 3Tú eres Tu Palabra. 4Tú provees los medios a través de los cuales arriba la convic­ción, haciendo así que por fin estemos seguros de Tu eterno Amor.

TEXTO

V. La alternativa a los sueños de miedo

1. ¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino una sensa­ción de estar limitado, 2o de estar desunido de algo y separado de ello? 3¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras la salud? 4Y de este modo, lo bueno se ve como si estuviese afuera, y lo malo, adentro. 5Y así, la enferme­dad aparta al ser de lo bueno, y conserva lo malo adentro. 6Dios es la Alternativa a los sueños de miedo. 7El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser partícipe de Él. 8Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa en Él. 9No hay ninguna otra alternativa. 10Nada puede existir a menos que tú compartas su existencia. 11Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo para que Su creación pudiese crear.

2. Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. 2Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. 3Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. 4Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. 5Donde uno aparece, el otro desaparece. 6Y el que compartas, será el único que tendrás. 7Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas tener.

3. Si perdonas al soñador, y percibes que él no es el sueño que él mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. 2Por lo tanto, él no puede ser parte del tuyo, del cual ambos os libe­ráis. 3El perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera. 4Recuerda que si compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. 5Y al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque pensarás que es temible. 6Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras extrañas que tu Crea­dor no creó, donde parecerás ser algo que no eres. 7Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano, como parte de lo que odias. 8En esto no hay térmi­nos medios. 9O bien eres tu Ser o bien una ilusión. 10¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? 11Creer que hay un lugar inter­medio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser la ver­dad, sino un sueño.

4. Has concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad para que sea el lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho mantiene celosamente oculto a tu Ser. 2Aquí es donde se ha establecido un mundo enfermizo, que es el que los ojos del cuerpo perciben. 3Aquí están los sonidos que oye, las voces para las que sus oídos fueron concebidos. 4Sin embargo, los panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe no significan nada. 5El cuerpo no puede ver ni oír. 6No sabe lo que es ver, ni para qué sirve escuchar. 7Es tan incapaz de percibir como de juz­gar; de entender como de saber. 8Sus ojos son ciegos; sus oídos, sordos. 9No puede pensar, y, por lo tanto, no puede tener efectos.

5. ¿Podría haber creado Dios algo para que enfermase? 2¿Y cómo podría existir algo que Él no hubiese creado? 3No permitas que tus ojos se posen en un sueño ni que tus oídos den testimonio de una ilusión. 4Pues los ojos fueron concebidos para que viesen un mundo que no existe, y los oídos, para que oyesen voces insono­ras. 5Mas hay otros panoramas y sonidos que sí se pueden ver, oír y comprender. 6Pues los ojos y los oídos son sentidos sin sentido, y lo único que hacen es relatar lo que ven y lo que oyen. 7Mas no son ellos los que ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada trozo irregular, cada migaja y fragmento absurdo de prueba para que diera testimonio del mundo que deseas. 8No permitas que los ojos y los oídos del cuerpo perciban estos innumerables fragmen­tos dentro de la brecha que tú te imaginaste, ni permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son reales.

6. La creación es la prueba de la realidad porque comparte la función que toda la creación comparte. 2No se compone de troci­tos de cristal, de un pedazo de madera, o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den testimonio de la verdad. 3La rea­lidad no depende de eso. 4No hay brecha que separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. 5La verdad no ha dejado sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, 6pues ella ocupa todo lugar y tiempo, y hace que los sueños y las ilusiones sean absoluta­mente indivisibles.

7. Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta bre­cha, no te das cuenta de que ahí es donde os encontráis prisione­ros en un mundo que se percibe como que existe aquí. 2El mundo que tú ves no existe porque el lugar desde donde lo percibes no es real. 3La brecha se halla celosamente oculta entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre insustanciales e inciertas. 4Sin embargo, en la brecha no hay nada. 5No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde los que el terror surge de los huesos de la muerte. 6Observa la diminuta brecha y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.