DESPERTAR AL AMOR

martes, 31 de diciembre de 2013

31 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 365


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.


AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

 

 

EPÍLOGO



1. Este curso es un comienzo, no un final. 2Tu Amigo te acompaña. 3No estás solo. 4Nadie puede llamarlo en vano. 5Sean cuales sean tus problemas ten por seguro que Él tiene la solución y que gusto­samente te la dará sólo con que te dirijas a Él y se la pidas. 6Él no se negará a darte todas las respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte. 7Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las dudas. 8Su certeza es tuya. 9Tan sólo necesitas pedírsela, para que te sea dada.

2. Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias. 2De hecho, tu camino es todavía más seguro. 3Pues es imposible cambiar el curso de aquellos que Dios ha llamado a Su vera. 4Obedece, por lo tanto, tu voluntad, y sigue a Aquel a Quien aceptaste como tu voz, para que te diga lo que realmente quieres y necesitas. 5Suya es la Voz que habla por Dios y también por ti. 6Por lo tanto, Él habla de la libertad y de la verdad.

3. Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son necesarias. 2En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios y por tu Ser cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la realidad. 3Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera. 4Suya es la Palabra que Dios te ha dado. 5Suya es la Palabra que elegiste para que fuese la tuya propia.

4. Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles segui­dores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real. 2Él no os dará ningún placer pasajero, pues sólo da lo bueno y lo eterno. 3Dejad que Él os prepare aún más. 4Él se ha ganado vuestra confianza hablándoos diariamente de vuestro Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser. 5Y continuará haciéndolo. 6Ahora camináis con Él, tan seguros de vuestro destino como lo está Él; tan seguros de cómo debéis proceder como lo está Él; tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaréis como lo está Él.

5. El final es seguro, y los medios también. 2A esto decimos "Amén".  3Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indi­cará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. 4Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acer­que aún más al Cielo. 5Así es como hemos de caminar con Él de ahora en adelante, recurriendo a Él para que nos guíe, nos brinde paz y nos ofrezca una dirección segura: 6El júbilo nos acompaña, 7pues nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida.

6. A Él le encomendamos nuestros pasos y decimos "Amén”. 2Continuaremos recorriendo Su camino en paz; confiándole todas las cosas.  3Yesperaremos Sus respuestas llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. 4Él ama al Hijo de Dios tal como nosotros queremos amarlo. 5Y nos enseña cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama. 6No caminas solo. 7Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. 8Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado.

FIN
*    *    *


TEXTO

 

VIII. Elige de nuevo

 

 

1. La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. 2El cuerpo fija los límites de lo que el Hijo de Dios puede hacer. 3El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. 4¿Querrías seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su gloria, pidiéndote solamente esto?:
5Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí.
6Él ha venido, y esto es lo que te está pidiendo.

2. ¿Cómo se lleva a cabo esa elección? 2¡Qué fácil de explicar es ésto! 3Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. 4Y lo que eliges es lo que crees que es real. 5Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otor­garle poder. 6Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. 7Pues habrías llevado tu debilidad ante Él, y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza.

3. Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. 2En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo”. 3Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. 4Él te liberará de toda miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. 5No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. 6Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. 7Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.

4. Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. 2Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo, y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. 3Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. 4Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. 5Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Volun­tad de Dios. 6Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone.

5. Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido con estas palabras:
2Soy tal como Dios me creó. 3Su Hijo no puede sufrir. 4Y yo soy Su Hijo.
5De este modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. 6Y de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural como el miedo y la angustia parecían serlo, antes de que se eligiese la santidad. 7Pues con esa elección desaparecen las distinciones falsas; las alternativas ilusorias se dejan de lado y no queda nada que interfiera en la verdad.

6.Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imáge­nes que veas. 2Lo que percibes como enfermedad, dolor, debili­dad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. 3No sucumbas a esta tenta­ción, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. 4Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salva­ción y liberación. 5Elige de nuevo lo que quieres que él sea, recor­dando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es.

7. No me niegues el pequeño regalo que te pido, cuando a cam­bio de ello pongo a tus pies la paz de Dios y el poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por el mundo solos, inseguros y presos del miedo. 2Pues se te ha concedido poder unirte a cada uno de ellos, y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos y dejar que contemplen al Cristo en sí mismos.

8. Hermanos míos en la salvación, no dejéis de oír mi voz ni de escuchar mis palabras. 2No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. 3El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermo­sura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. 4Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. 5Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. 6Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. 7Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.

9. ¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tan­tas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! 2Y de esta manera, todo vestigio del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. 3Y toda la hermosura que oculta­ban aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que viajába­mos antes de que apareciese el Cristo. 4Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. 5Dios ha decretado que yo no pueda llama­ros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz. 6Pues vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. 7Y con esa elección todo el mundo quedará liberado.

10. Gracias, Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, así como Tus Hijos. 2La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. 3Estoy tan seguro de que vendrán a mí como Tú estás de lo que ellos son, y de lo que serán eternamente. 4Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque Tú me lo diste para ellos. 5Y así como yo únicamente quiero hacer Tu santa Voluntad, ésa tam­bién será su elección. 6Te doy gracias por ellos. 7El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. 8Pues compartimos un mismo propósito, y el fin del infierno está cerca.

11. Mi mano se extiende en gozosa bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mí para ir más allá de la tentación, y mirar con firme determinación hacia la luz que brilla con perfecta cons­tancia más allá de ella. 2Dame los míos, pues te pertenecen a Ti. 3¿Y podrías Tú dejar de hacer lo que es Tu Voluntad? 4Te doy las gracias por lo que mis hermanos son. 5Y según cada uno de ellos elija unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas Cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti.

12. Y ahora decimos "Amén". 2Pues Cristo ha venido a morar al lugar que, en el sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él desde antes de los orígenes del tiempo. 3La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. 4No queda ni rastro de ella. 5Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. 6Tu Voluntad se hace, total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. 7La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en Ti. 8Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente estamos en casa, donde Tú quieres que estemos.

FIN
*    *    *

lunes, 30 de diciembre de 2013

30 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 364


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.



TEXTO

 

VII. La visión del salvador


1. Aprender significa cambiar. 2La salvación no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. 3Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. 4Pues tiene que lidiar, valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede cambiar. 5De acuerdo con los con­ceptos del mundo, los culpables son "malos" y los inocentes "bue­nos". 6Y no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo "bueno" para que le perdone lo "malo". 7No puede tampoco confiar en el aspecto."bueno" de nadie, pues cree que el "malo" anda por ahí al acecho. 8Éste concepto hace hinca­pié en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. 9Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.

2. Mientras le atribuyas valor al ataque no podrás ver tus "malos" pensamientos. 2Puede que algunas veces los percibas, pero no te darás cuenta de que no significan nada. 3Y así, se presentarán en formas temibles, ocultando su contenido, a fin de quebrantar el pobre concepto que tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro "crimen" más. 4No puedes concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. 5Mas sólo con que considerases a un solo hermano como completa­mente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiaría por completo. 6Tus "malos" pensamientos quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. 7Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo de su maldad y culpabilidad. 8Y al depositar tu confianza en lo que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.

3. Desde un punto de vista conceptual, ésta es la manera de verlo a él como algo más que un cuerpo, pues el cuerpo nunca parece ser lo que es bueno. 2Las acciones del cuerpo se perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por ende, de lo más "bajo" en él. 3Al concentrarte únicamente en lo bueno en él, ves el cuerpo cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una sombra que circunda lo bueno. 4Y cuando hayas llegado al mundo que se encuentra más allá de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. 5Pues no interpretarás nada de lo que veas sin la Ayuda de la que Dios te proveyó. 6Y en Su visión yace otro mundo.

4. Vives en ese mundo tanto como en éste, 2pues los dos son con­ceptos de ti mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse simultáneamente. 3El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas, pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti. 4Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibías como tu propio ser; se te ha dado a ti. 5Pues el perdón que le concediste a él ha sido aceptado ahora para los dos.

5. Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. 2Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos" pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. 3Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga lugar. 4No se te pide nada más. 5En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. 6Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. 7Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.

6. El concepto que ahora tienes de ti mismo garantiza que tu fun­ción aquí sea por siempre irrealizable e imposible de llevar a cabo. 2Y así, te condena a una amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. 3Dicho concepto, sin embargo, no tiene por qué ser fijo e inalterable, a menos que decidas que no hay espe­ranzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático y oculto en tu mente. 4En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas ofrecer paz para así gozar de ella. 5Las alterna­tivas están en tu mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. 6¿No preferirías considerarte a ti mismo alguien que es necesario para la salvación del mundo, en vez de un enemigo de ella?.

7. El concepto del yo se alza como un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y la oculta de tu vista. 2Todas las cosas que ves son imágenes, porque las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. 3La luz está ausente de todo lo que ves. 4Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra más allá. 5Como mínimo, ves simplemente la oscuri­dad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de pen­samientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. 6Y lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. 7Mas todo lo que se te da es para tu liberación, y la vista, la visión y el Guía interno te sacarán del infierno junto con aquellos que amas a tu lado, y al universo junto con ellos.

8. ¡Mirad el papel que se os ha encomendado en el universo! 2El Señor del Amor y de la Vida le ha encomendado a cada aspecto de la verdadera creación que salve a todo el mundo de la aflic­ción del infierno. 3Y a cada uno Él le ha concedido la gracia de ser el salvador de los santos hermanos que especialmente se le con­fiaron. 4Y esto es lo que él aprende cuando primero ve a otro tal como se ve a sí mismo y contempla su propio reflejo en él. 5Así es como deja de lado el concepto que tiene de sí mismo, pues nada viene a interponerse entre su visión y lo que contempla, para juzgar lo que él ve. 6Y en esta única visión él ve la faz de Cristo y se da cuenta de que contempla a todo el mundo según contempla a este hermano. Pues ahora hay luz donde antes había oscuri­dad, y el velo que cubría su vista ha sido descorrido.

9. El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salva­ción, así como el amor a la culpabilidad y a la muerte, no son sino diferentes nombres de un mismo error: que hay un espacio entre tu hermano y tú que os mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él separado de ti y a ti alejado de él. 2La espada del juicio es el arma que le entregas a esta ilusión de ti mismo, para que pueda luchar e impedir que el amor llene el espacio que mantiene a tu hermano separado de ti, mientras empuñes esa espada, no obstante, no podrás sino percibirte a ti mismo como un cuerpo, pues te habrás condenado a estar sepa­rado de aquel que sostiene el espejo que refleja otra imagen de lo que él es, y, por ende, de lo que tú no puedes sino ser también.

10. ¿Qué es la tentación sino el deseo de permanecer en el infierno y en la aflicción? 2¿Y a qué puede dar lugar esto, sino a una ima­gen de ti mismo que puede estar afligida y permanecer atormen­tada y en el infierno? 3El que ha aprendido a no ver a su hermano de esta manera, se ha salvado a sí mismo y, por ende, se ha con­vertido en el salvador de todos los demás. 4Dios ha encomen­dado a todos a cada uno, pues un salvador parcial es uno que sólo se ha salvado parcialmente. 5Los santos hermanos que Dios te ha encomendado para que los salves son todos aquellos con quienes te encuentras o a quienes contemplas sin saber quién son; los que viste por un instante y luego olvidaste; los que cono­ciste hace mucho; los que conocerás algún día; aquellos de los que ya no te acuerdas y los que aún no han nacido. 6Pues Dios te ha dado a Su Hijo para que lo salves de cualquier concepto que él jamás haya abrigado.

11. Mas ¿cómo podrías ser el salvador del Hijo de Dios mientras todavía desees permanecer en el infierno? 2¿Cómo ibas a ser consciente de su santidad mientras lo veas separado de la tuya? 3Pues la santidad se ve a través de los santos ojos que ven la inocencia en su interior, y que, debido a ello, esperan verla en todas partes. 4De esta manera, la invocan en todo aquel que con­templan, para que pueda ser lo que ellos esperan de él. 5Esta es la visión del salvador: él ve su inocencia en todos los que contem­pla, y su propia salvación en todas partes. 6No tiene un concepto de sí mismo que se interponga entre sus ojos despejados y sere­nos y lo que ve. 7De este modo, lleva la luz a todo lo que contem­pla para así poderlo ver como realmente es.

12. Sea cual sea la forma en que la tentación parezca manifestarse, no es más que un reflejo de tu deseo de ser algo que no eres. 2Y de ese deseo surge un concepto que te enseña que tú eres aquello que deseas ser. 3Y hasta que no dejes de atribuirle valor al deseo que lo engendró, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. 4Y mientras lo tengas en gran estima, verás a tu hermano como la imagen de ti que dicho deseo engendró. 5Pues ver es tan sólo la representación de un deseo, ya que no tiene el poder de crear. 6Puede, no obstante, contemplar con amor o con odio, depen­diendo sencillamente de si eliges unirte a lo que ves o mantenerte aparte y separado de ello.

13. Así como la visión del salvador está desprovista de cualquier juicio acerca de ti, del mismo modo es inocente con respecto a lo que tu hermano es. 2No ve el pasado de nadie en absoluto. 3Y así, sirve a una mente completamente receptiva, libre de viejos con­ceptos y dispuesta a contemplar sólo lo que el presente contiene. 4No puede juzgar porque no sabe nada. 5Y al haber reconocido esto, simplemente pregunta: "¿Cuál es el significado de lo que contemplo?" 6Entonces se le da la respuesta. 7Y la puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel que con inocencia pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los conceptos ancestrales que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en ti.

14.  Así pues, mantente alerta contra la tentación, recordando que no es más que un deseo demente e insensato de convertirte en algo que no eres. 2Y piensa también en esa cosa que querrías ser en cambio. 3Pues de lo que esa cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de traición y de profunda desesperación, así como de sueños fallidos y de haber perdido toda esperanza, salvo la de morir, para así poner fin al sueño de miedo. 4Eso es todo lo que es la tentación, nada más. 5¿Cómo iba a ser difícil elegir contra ello? 6Examina lo que es la tentación y reconoce cuá­les son las verdaderas alternativas entre las que eliges. 7Pues sólo hay dos. 8No te dejes engañar por el hecho de que aparentan ser muchas. 9Las alternativas son el infierno o el Cielo, y de éstas, sólo puedes elegir una.

15. No dejes que la luz del mundo, la cual te ha sido concedida, permanezca oculta del mundo. 2El mundo necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrío, y los hombres se desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven es la muerte. 3Su salvador se encuentra ahí, desconocidamente y desconocido, y los contempla con los ojos cerrados. 4Y ellos no podrán ver hasta que él los contemple con ojos videntes y les ofrezca el perdón que se ofrece a sí mismo. 5¿Podrías tú a quien Dios exhorta: "¡Libera a mi Hijo!" caer en la tentación de no escuchar, una vez que te has dado cuenta de que es tu propia liberación la que Él pide? 6¿Y qué otra cosa sino ésta pretende enseñar este curso? 7¿Y qué otra cosa sino ésta tienes que aprender?

domingo, 29 de diciembre de 2013

29 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 363


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.



sábado, 28 de diciembre de 2013

28 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 362


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.

viernes, 27 de diciembre de 2013

27 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIONES FINALES


Introducción


1. En nuestras lecciones finales utilizaremos la mínima cantidad de palabras posible. 2Tan sólo las utilizaremos al principio de nuestras prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que buscamos es ir más allá de ellas. 3Dirijámonos a Aquel que nos guía en nuestro camino y que imparte seguridad a nuestros pasos. 4En Sus manos dejamos estas lecciones, y de aquí en ade­lante le entregamos también nuestras vidas. 5Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de vista, y traicionero más allá de cual­quier esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor.

2. El suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado. 2Su camino es el que todo el mundo tiene que recorrer al final, pues éste es el final que Dios Mismo dispuso. 3En el sueño del tiempo este final parece ser algo muy remoto. 4Sin embargo, en verdad ya está aquí, como un amable guía que nos indica qué camino tomar. 5Marchemos juntos por el camino que la verdad nos señala. 6Y seamos los líderes de los muchos hermanos que andan en busca del camino, pero que no lo encuentran.

3. Consagremos nuestras mentes a este propósito, poniendo todos nuestros pensamientos al servicio de la salvación. 2La meta que se nos ha asignado es la de perdonar al mundo. 3Ésa es la función que Dios nos ha encomendado. 4Y lo que buscamos es el final del sueño, no como nosotros queremos que dicho final sea, sino como lo quiere Dios. 5Pues no podremos sino reconocer que todo aque­llo que perdonamos es parte de Dios Mismo. 6Y así, Su recuerdo se reinstaurará en nosotros completamente y en su totalidad.

4. Nuestra función es recordarlo a Él aquí en la tierra, tal como se nos ha dado ser Su Propia compleción en la realidad. 2No nos olvidemos, por lo tanto, de que nuestro objetivo es uno que com­partimos, pues en ese recordar es donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que conduce hasta Él y hasta el Remanso de Su paz. 3¿Cómo no vamos a perdonar a nuestro her­mano, que es quien nos puede ofrecer esto? 4Él es el camino, la verdad y la vida que nos muestra el sendero. 5En él reside la sal­vación, que se nos ofrece a través del perdón que le concedemos.

5. No terminaremos este año sin el regalo que nuestro Padre le prometió a Su santo Hijo. 2Hemos sido perdonados. 3Y nos encon­tramos a salvo de toda la ira que le atribuíamos a Dios y que después descubrimos no era más que un sueño. 4Se nos ha resti­tuido la cordura, en la que comprendemos que la ira es una locura, el ataque algo demente y la venganza una mera fantasía pueril. 5Nos hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. 6Eso es todo. 7¿Y se encolerizaría un padre con su hijo porque éste no hubiese comprendido la verdad?

6. Venimos a Dios y con honestidad le decimos que no habíamos entendido, y le pedimos que nos ayude a aprender Sus lecciones a través de la Voz del Maestro que Él Mismo nos dio. 2¿E iba Dios acaso a hacerle daño a Su Hijo? 3¿O bien se apresuraría a contes­tar de inmediato, diciendo: "Este es Mi Hijo, y todo lo que tengo le pertenece"? 4Ten por seguro que así es como responderá, pues éstas son Sus Propias Palabras para ti. 5Y nadie podrá jamás tener más que esto, pues en esas Palabras yace todo lo que existe y todo lo que jamás existirá por los siglos de los siglos, así como en la eternidad.


AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 361


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.



TEXTO

 

VI. El reconocimiento del espíritu



1. O bien ves la carne o bien reconoces el espíritu. 2En esto no hay términos medios. 3Si uno de ellos es real, el otro no puede sino ser falso, pues lo que es real niega a su opuesto. 4La visión no ofrece otra opción que ésta. 5Lo que decides al respecto determina todo lo que ves y crees real, así como todo lo que consideras que es verdad. 6De esta elección depende todo tu mundo, pues mediante ella estableces en tu propio sistema de creencias lo que eres: carne o espíritu. 7Si eliges ser carne jamás podrás escaparte del cuerpo al verlo como tu realidad, pues tu decisión reflejará que eso es lo que quieres. 8Pero si eliges el espíritu, el Cielo mismo se inclinará para tocar tus ojos y bendecir tu santa visión a fin de que no veas más el mundo de la carne, salvo para sanar, consolar y bendecir.

2. La salvación es un deshacer. 2Si eliges ver el cuerpo, ves un mundo de separación, de cosas inconexas y de sucesos que no tienen ningún sentido. 3Alguien aparece y luego desaparece al morir; otro es condenado al sufrimiento y a la pérdida. 4Y nadie es exactamente como era un instante antes ni será el mismo. un instante después. 5¿Qué confianza se puede tener ahí donde se percibe tanto cambio? a¿Y qué valía puede tener quien no es más que polvo? 6La salvación es el proceso que deshace todo esto. 7Pues la constancia es lo que ven aquellos cuyos ojos la salvación ha liberado de tener que contemplar el costo que supone conser­var la culpabilidad, ya que en lugar de ello eligieron abando­narla.

3. La salvación no te pide que contemples el espíritu y no percibas el cuerpo. 2Simplemente te pide que ésa sea tu elección. 3Pues puedes ver el cuerpo sin ayuda, pero no sabes cómo contemplar otro mundo aparte de él. 4Tu mundo es lo que la salvación habrá de deshacer, permitiéndote así ver otro que tus ojos jamás habrían podido encontrar. 5Cómo va a lograrse esto no es algo que deba preocuparte. 6No comprendes cómo apareció ante ti lo que ves, 7pues si lo comprendieses, desaparecería. 8El velo de la ignorancia está corrido igualmente sobre lo bueno que sobre lo malo, y se tiene que traspasar para que ambas cosas puedan desaparecer a fin de que la percepción no encuentre ningún lugar donde ocul­tarse. 9¿Cómo se puede hacer esto? 10No se puede hacer en abso­luto. 11Pues ¿qué podría aún quedar por hacer en el universo que Dios creó?

4. Sólo la arrogancia podría hacerte pensar que tienes que allanar el camino que conduce al Cielo. 2Se te han proporcionado los medios para que puedas ver el mundo que reemplazará al que tú inventaste. 3¡Hágase tu voluntad! 4Esto es verdad para siempre tanto en el Cielo como en la tierra, 5independientemente de dónde creas estar o de lo que creas que la verdad acerca de ti mismo debe realmente ser. 6Independientemente también de lo que contem­ples, y de lo que elijas sentir, pensar o desear. 7Pues Dios Mismo ha dicho: "Hágase tu voluntad". 8Y, consecuentemente, se hace.

5. Tú que crees que puedes ver al Hijo de Dios como quisieras que fuese, no olvides que ningún concepto que abrigues de ti mismo puede oponerse a la verdad de lo que eres. 2Erradicar la verdad es imposible. 3Pero cambiar de conceptos no es difícil. 4Una sola visión que se vea claramente y que no se ajuste a la imagen que antes se percibía, hará que el mundo sea diferente para aquellos ojos que hayan aprendido a ver porque el concepto del yo habrá cambiado.

6. ¿Eres invulnerable? 2Entonces el mundo te parece un lugar ino­fensivo. 3¿Perdonas? 4Entonces el mundo es misericordioso, pues le has perdonado sus ofensas, de modo que te contempla tal como tú lo contemplas a él. 5¿Eres un cuerpo? 6Entonces ves en cada hermano un traidor, listo para matar. 7¿Eres espíritu, inmor­tal y sin la más mínima posibilidad de corrupción ni mancha alguna de pecado sobre ti? 8Entonces ves estabilidad en el mundo, pues ahora es absolutamente digno de toda tu confianza: un lugar feliz en donde descansar por un tiempo, en donde no hay nada que temer, sino sólo amar. 9¿Le negarían los puros de corazón la bienvenida a alguien? 10¿Y qué podría herir a los que son verdaderamente inocentes?

7. ¡Hágase tu voluntad, santa criatura de Dios! 2No importa si crees estar en el Cielo o en la tierra. 3Lo que la Voluntad de tu Padre ha dispuesto para ti jamás ha de cambiar. 4La verdad en ti permanece tan radiante como una estrella, tan pura como la luz, tan inocente como el amor mismo. 5Y eres digno de que se haga tu voluntad.


jueves, 26 de diciembre de 2013

26 DICIEMBRE: Que la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios. Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo. Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con paz.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIÓN 360


Que la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios. Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo. Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con paz.


1. Padre, Tu paz es lo que quiero dar, al haberla recibido de Ti. 2Yo soy Tu Hijo, eternamente como Tú me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen en mí por siempre serenos e imperturbables. 3Quiero llegar a ellos en silencio y con certeza, pues en ninguna otra parte se puede hallar certeza. 4Que la paz sea conmigo, así como con el mundo. 5En la santidad fuimos creados y en la santidad seguimos. 6En Tu Hijo, al igual que en Ti, no hay mancha alguna de pecado. 7Y con este pensa­miento decimos felizmente “Amén”.




TEXTO

 

V. El concepto del yo frente al verdadero Ser




1. Las enseñanzas del mundo se basan en un concepto del yo que se ajusta a la realidad mundana. 2Y como tal, se adapta muy bien a ella. 3Pues es una imagen que encaja perfectamente en un mundo de sombras e ilusiones. 4En él se encuentra como en su propia casa, y todo lo que ve es uno con ella. 5El propósito de las enseñanzas del mundo es que cada individuo forje un concepto de sí mismo. 6Éste es su propósito: que vengas sin un yo, y que fabriques uno a medida que creces. 7Y cuando hayas alcanzado la "madurez", lo habrás perfeccionado, para así poderte enfrentar al mundo en igualdad de condiciones y perfectamente adaptado a sus exigencias.

2. Tú forjas un concepto de ti mismo, 2el cual no guarda seme­janza alguna contigo. 3Es un ídolo, concebido con el propósito de que ocupe el lugar de tu realidad como Hijo de Dios. 4El concepto de ti mismo que el mundo te enseña no es lo que aparenta ser, 5pues se concibió para que tuviera dos propósitos, de los cuales la mente sólo puede reconocer uno. 6El primero presenta la cara de inocencia, el aspecto con el que se actúa. 7Ésta es la cara que sonríe y es amable, e incluso parece amar. 8Busca compañeros, contem­pla a veces con piedad a los que sufren, y de vez en cuando ofrece consuelo. 9Cree ser buena dentro de un mundo perverso.

3. Este aspecto puede disgustarse, pues el mundo es perverso e incapaz de proveer el amor y el amparo que la inocencia se merece. 2Por esa razón, es posible hallar este rostro con frecuencia arrasado de lágrimas ante las injusticias que el mundo comete contra los que quieren ser buenos y generosos. 3Este aspecto nunca lanza el primer ataque. 4Pero cada día, cientos de incidentes sin importancia socavan poco a poco su inocencia, provocando su irritación, e induciéndolo finalmente a insultar y a abusar descon­troladamente.

4. La cara de inocencia que el concepto de uno mismo tan orgu­llosamente lleva puesta, condona el ataque que se lleva a cabo en defensa propia, pues, ¿no es acaso un hecho harto conocido que el mundo trata ásperamente a la inocencia indefensa? 2Nadie que forja una imagen de sí mismo omite esta cara, pues tiene necesi­dad de ella. 3Mas no quiere ver el otro lado. 4Sin embargo, es ahí donde el aprendizaje del mundo tiene puestas sus miras, pues ahí es donde se establece la "realidad" del mundo, para perpe­tuar la continuidad del ídolo.

5. Detrás de la cara de inocencia se encuentra una lección, para enseñar la cual se concibió el concepto del yo. 2Es una lección acerca de un terrible desplazamiento y de un miedo tan devasta­dor que la cara sonriente que se encuentra encima tiene que mirar para siempre en otra dirección, no sea que perciba la trai­ción que oculta. 3Esto es lo que la lección enseña. 4Yo soy la cosa que tú has hecho de mí, y al contemplarme, quedas condenado por causa de lo que soy". 4El mundo sonríe con aprobación ante este concepto de ti mismo, pues garantiza que los senderos del mundo se mantengan a salvo y que los que caminan por ellos no puedan escapar.

6. Ésta es la lección básica que garantiza que tu hermano estará condenado eternamente, 2pues lo que tú eres se ha vuelto ahora su pecado. 3Y para esto no hay perdón. 4No importa ya lo que él haga, pues tu dedo acusador apunta hacia él sin vacilación y con mortal puntería. 5Apunta también hacia ti, pero este hecho se mantiene aún más oculto entre las brumas que se encuentran tras la cara de inocencia. 6Y en esas bóvedas ocultas se conservan todos sus pecados así como los tuyos, y se mantienen en la oscu­ridad, donde no se pueden percibir como errores, lo cual la luz indudablemente mostraría. 7No se te puede culpar por lo que eres, ni tampoco puedes cambiar lo que ello te obliga a hacer. 8Tu hermano es para ti, pues, el símbolo de tus propios pecados, y lo condenas silenciosamente, aunque con tenaz insistencia, por esa cosa odiosa que eres.

7. Los conceptos se aprenden. 2No son naturales, 3ni existen aparte del aprendizaje. 4No son algo que se te haya dado, de modo que tienen que haberse forjado. 5Ninguno de ellos es ver­dad, y muchos son el producto de imaginaciones febriles, que arden llenas de odio y de distorsiones nacidas del miedo. 6¿Qué es un concepto, pues, sino un pensamiento al que su hacedor le otorga un significado especial? 7Los conceptos mantienen vigente el mundo. 8Mas no se pueden usar para demostrar que el mundo es real. 9Pues todos ellos se conciben dentro del mundo, nacen a su sombra, crecen amoldándose a sus costumbres y, finalmente, alcanzan la "madurez" de acuerdo con el pensar de éste. 10Son ideas de ídolos, coloreadas con los pinceles del mundo, los cuales no pueden pintar ni una sola imagen que represente la verdad.

8. La idea de un concepto del yo no tiene sentido, pues nadie aquí sabe cuál es el propósito de tal concepto, y, por lo tanto, no puede ni imaginarse lo que es. 2Todo aprendizaje que el mundo dirige, no obstante, comienza y finaliza con el solo propósito de que aprendas este concepto de ti mismo, de forma que elijas aca­tar las leyes de este mundo y nunca te aventures más allá de sus sendas ni te des cuenta de cómo te consideras a ti mismo. 3Ahora el Espíritu Santo tiene que encontrar un modo de ayudarte a comprender que el concepto de ti mismo que has forjado tiene que ser des-hecho si es que has de gozar de paz interior. 4Y no se puede desaprender, excepto por medio de lecciones cuyo objetivo sea enseñarte que tú eres otra cosa. 5pues de lo contrario, se te estaría pidiendo que intercambiases lo que ahora crees por la pérdida total de tu ser, lo cual te infundiría aún mayor terror.

9. Por tal razón, las lecciones del Espíritu Santo están diseñadas de manera que cada paso sea fácil, y aunque a veces puede producirse cierta incomodidad y angustia, ello no afecta lo que se ha aprendido, sino que constituye una re-interpretación de lo que parecen ser las pruebas a su favor. 2Consideremos, pues, qué prueba hay de que tú seas lo que tu hermano hizo de ti. 3Pues si bien aún no te das cuenta de que eso es lo que piensas, es induda­ble que a estas alturas ya eres consciente de que te comportas como si eso fuese lo que piensas. 4¿Reacciona él por ti? 5¿Y sabe él acaso lo que va a ocurrir exactamente? 6¿Puede ver tu futuro y determinar por adelantado lo que debes hacer en toda circuns­tancia? 7Él tendría que haberte creado tanto a ti como al mundo para poder tener tal presciencia de lo que ha de suceder.

10. Que tú seas lo que tu hermano ha hecho de ti es bastante improbable. 2Incluso si ello fuese cierto, ¿quién te dio la cara de inocencia? 3¿Podría ser ésta tu propia aportación? 4¿Quién es, entonces, el "tú" que la concibió? 5¿Y quién es el que se engaña con toda tu bondad, y la ataca? 6Olvidémonos de la ridiculez de este concepto y pensemos simplemente en esto: lo que crees ser consta de dos partes. 7Si una de ellas fue generada por tu hermano, ¿quién estaba allí para inventar la otra? 8¿Y de quién hay que mantener algo oculto? 9Aun si el mundo fuese perverso no habría necesidad de ocultar aquello de lo que estás hecho. 10¿Quién lo podría ver? 11¿Y qué podría necesitar defensa sino lo que se ataca?

11. Tal vez la razón de que este concepto tenga que mantenerse oculto es que, de ser expuesto a la luz, el que pensaría que no es verdad eres tú. 2¿Y qué le ocurriría al mundo que ves si todos sus pilares se eliminasen? 3Tu concepto del mundo depende del con­cepto que tienes de ti mismo. 4Y ambos desaparecerían si cual­quiera de ellos se pusiese en duda. 5El Espíritu Santo no quiere precipitarte al pánico. 6Por lo tanto, lo único que te pide es que por lo menos estés dispuesto a plantearte una simple pregunta.

12. Hay alternativas con respecto a eso que crees ser. 2Podrías, por ejemplo, ser lo que has elegido que tu hermano sea. 3Esto ubica al concepto del yo más allá de una condición de ser algo completa­mente pasivo, por lo menos, allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente, y para reconocer -aunque sea parcialmente- que tuvo que haber tenido lugar alguna inter­acción. 4Se entiende en parte que tú elegiste por los dos, y que lo que él representa tiene el significado que tú le diste. 5Ello mues­tra también algunos atisbos de visión con respecto a la ley de la percepción según la cual lo que se ve refleja el estado mental del perceptor. 6Mas ¿quién eligió primero? 7Si tú eres aquello que elegiste que tu hermano fuese, tuvo que haber alternativas entre las que elegir, y alguien tuvo que haber decidido primero cuál de ellas elegir y cuál rechazar.

13. Si bien este paso representa un avance, no se aproxima aún a la cuestión básica. 2Algo tuvo que haber tenido lugar antes de que surgieran estos conceptos de uno mismo. 3Y algo tuvo que haber aprendido las enseñanzas que los originó. 4Esto no lo puede expli­car ninguno de los dos puntos de vista en cuestión. 4La ventaja principal de haber pasado del primer punto de vista al segundo es que de alguna manera se ve que tú participaste en la elección por decisión propia. 6Mas por esta ganancia sufres una pérdida casi idéntica, pues ahora tú eres culpable por lo que tu hermano es. 7Y no puedes sino compartir su culpabilidad, ya que la ele­giste para él a imagen y semejanza de la tuya propia. 8Mientras que antes sólo él era el traidor, ahora tú tienes que ser condenado junto con él.

14. El concepto del yo ha sido siempre la gran preocupación del mundo. 2Y cada individuo cree que tiene que encontrar la solu­ción al enigma de lo que él es. 3La salvación se puede considerar como el escape de todos los conceptos. 4No se ocupa en absoluto del contenido de la mente, sino del simple hecho de que ésta piensa. 5Y aquello que puede pensar tiene alternativas entre las que elegir, y se le puede mostrar los pensamientos que conllevan diferentes consecuencias. 6Así puede aprender que todo lo que piensa refleja la profunda confusión que siente con respecto a cómo fue concebida y a lo que es. 7Y el concepto del yo vaga­mente parece contestar lo que no sabe.

15. No busques tu Ser en símbolos. 2No hay concepto que pueda representar lo que eres. 3¿Qué importa qué concepto aceptes mientras percibas un yo que se relaciona con el mal y que reac­ciona ante cosas perversas? 4Pues en tal caso, tu concepto de ti mismo seguirá desprovisto de significado. 5Y no te percatarás de que sólo te relacionas contigo mismo. 6Ser testigo de un mundo culpable indica que el mundo ha guiado tu aprendizaje y que lo consideras tal como te consideras a ti mismo. .7El concepto del yo abarca todo lo que contemplas, y nada está excluido de esa per­cepción. 8Si algo te puede herir, lo que estás viendo es una repre­sentación de tus deseos secretos. 9Eso es todo. 10Y lo que ves en cualquier clase de sufrimiento que padezcas es tu propio deseo oculto de matar.

16. Son muchos los conceptos de ti mismo que forjarás según pro­greses en tu aprendizaje. 2Cada uno producirá cambios que se verán reflejados en tus relaciones, conforme la percepción que tienes de ti mismo vaya cambiando. 3Y cada vez que tenga lugar un cambio se producirá en ti cierta confusión, mas siéntete agra­decido de que el aprendizaje del mundo vaya soltando la presa que había hecho en tu mente. 4Descansa seguro y contento en la confianza de que finalmente desaparecerá por completo y dejará a tu mente en paz. 5El papel de acusador se presentará en muchos sitios y de muchas maneras. 6Y en cada caso parecerá acusarte. 7Mas no temas que no vaya a ser erradicado.

17. El mundo no puede hacer que aprendas estas imágenes de ti mismo a no ser que tú desees aprenderlas. 2Llegará un momento en que todas desaparecerán, y te darás cuenta de que no sabes lo que eres. 3A esta mente abierta y receptiva es a la que la verdad retorna, sin impedimentos ni limitaciones. 4Allí donde todos los conceptos del yo han sido abandonados, la verdad se revela tal como es. 5Cuando todo concepto haya sido cuestionado y puesto en tela de juicio, y se haya reconocido que está basado en suposi­ciones que se desvanecerían ante la luz, la verdad quedará enton­ces libre para entrar a su santuario, limpio y despejado ahora de toda culpa. 6No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta:
7No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.
8Sin embargo, con esta lección nace la salvación. 9Y lo que tú eres te hablará de Sí Mismo.